«A partir de las siete de la tarde, esta calle da miedo de lo vacía que está»

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

El cierre de bares y cafeterías está dejando sin clientes a los demás establecimientos. El Partido Popular pide al alcalde Alberto Varela que «arrime el hombro» desde Ravella

11 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Caía de cajón que nos iba a afectar». La que habla es Rocío Louzán, presidenta de la asociación del comerciantes de Vilagarcía Zona Abierta, y se refiere a la incidencia que el cierre de bares y cafeterías está teniendo en los demás establecimientos de la localidad. Basta dar un paseo cualquier tarde, cuando ya se ha puesto el sol, que precisamente en estos días es muy pronto, para comprobar que cruzarse con un peatón en cualquiera de las rúas más céntricas de la ciudad comienza a convertirse en una anécdota, cuando hasta hace unos días era todo lo contrario. Incluso el paso de vehículos por calles como Juan Carlos I o Rosalía de Castro, que normalmente están siempre cerca del atasco, ha disminuido notablemente en lo que va de semana.

La sensación es común y en todos los sectores. «A partir de las siete de la tarde, esta calle da miedo de lo vacía que está», comentaba el lunes María Abalo, responsable de la administración de lotería de Rey Daviña. De hecho, apunta la lotera que se está extendiendo la idea entre algunos comerciantes de cerrar antes los establecimientos. Una solución que también valora la propia presidenta de la asociación de comerciantes: «Estoy pensando abrir de cuatro a siete y media», afirma.

Louzán dice que se da con un canto en los dientes, porque en su establecimiento está aguantando el tirón, pero asegura que conoce casos que comienzan a ser dramáticos. «Hay a quien no le entra en la tienda ni una sola persona durante toda la tarde», afirma la presidenta de Zona Aberta. Los sectores del textil, el calzado o la lencería son los que peor lo están pasando con esta nueva normalidad que ha aparecido en lo que ya era la nueva normalidad. Más aún, apunta la máxima responsable de los comerciantes de Vilagarcía que incluso las peluquerías están notando también el bajón en su clientela. «Si la gente no tienen donde tomar un café, ya se queda en el salón de casa», resume.

Porque, conviene recordar, que al margen de la bajada de verjas de las cafeterías y de los bares, se une el cierre perimetral de Vilagarcía, a la que solamente se pueden desplazar vecinos de Vilanova y de Cambados, cuando los comerciantes vilagarcianos tienen también una notable clientela del resto de la comarca.

Y llega el Viernes Negro

A todo esto, y a las nefastas consecuencias que para los demás establecimientos está trayendo el drama por el que están pasando los hosteleros, se une la amenaza que supone la llegada uno año más del temido Viernes Negro. La ecuación es fácil de resolver: si juntamos que a pesar de que no es obligatorio estamos asistiendo prácticamente a un confinamiento sobrevenido, lo sumamos a los inalcanzables descuentos que para las pequeñas tiendas supone las ofertas de los grandes monstruos de la red y a que cada vez está más de moda adelantar ya a noviembre las compras navideñas, el resultado para los comerciantes es demoledor.

Un apunte, o dos, juegan a favor de los pequeños comerciantes. Por un lado, que la salida del confinamiento reveló que una buena parte de la clientela les había sido fiel y los había esperado hasta que pudieron volver a abrir las puertas. Por el otro, las campañas para fomentar las compras. En este sentido, conviene recordar que el Concello de Vilagarcía ya ha comprometido una segunda edición de los bonos «Son da casa», que tan buen resultado dieron durante el pasado verano.

El Partido Popular pide al alcalde Alberto Varela que «arrime el hombro» desde Ravella

El Partido Popular de Vilagarcía propone al gobierno socialista de Ravella la creación de una línea de ayudas municipales orientada a los negocios de proximidad, tanto del sector del comercio como de la hostelería locales, para paliar la compleja situación que están atravesando por los efectos de la pandemia derivada del covid-19.

Los populares no solo piden la creación de las ayudas; también solicitan al alcalde, Alberto Varela, que «arrime el hombro desde Ravella y que complemente económicamente el programa autonómico, ya que el Concello es la administración más cercana, la más ágil, y en el caso de Vilagarcía, cuenta con una importante capacidad de recursos financieros, que han de repercutir en la ciudadanía, ahora más que nunca», afirman desde el grupo de la gaviota.

El PP sostiene que en otras localidades ya se han presentado iniciativas y ayudas concretas, tanto económicas como materiales, en tanto que en Vilagarcía, argumenta, todavía se necesita un empujón «para reforzar el programa puesto en marcha por la Xunta».

«La Xunta se ha quedado sola»

«Hay que añadir ayudas directas, tanto en el plano económico como en la dotación de elementos y materiales que ayuden a hacer más atractivos los negocios en cuanto se pueda recuperar la actividad. Toda ayuda es poca en un momento extremadamente delicado, en el que muchos pequeños negocios se están jugando su futuro y su viabilidad», aconsejan desde el PP, que afirma que la Xunta «se ha quedado sola» y que esta batalla «no es de partidos».