Caminamos sin remisión hacia las terrazas «swinger»

Antonio Garrido Viñas
Antonio Garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

No sé si en el comité de sabios que asesora al gobierno habrá un psicólogo. Supongo que sí.

14 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

No sé si en el comité de sabios que asesora al gobierno habrá un psicólogo. Supongo que sí. Una búsqueda en Google permitiría comprobarlo, pero de qué íbamos a discutir si no en las redes sociales. Ah bueno, de las terrazas. Y ahí volvemos al psicólogo. Es más que probable que esa reacción de manada que hemos tenido estuviera prevista. Por si hubiera alguna duda teníamos el ejemplo de lo que había sucedido con el papel higiénico. El efecto contagio. Parecía claro que íbamos a actuar como los ñus en las llanuras del Serengueti. ¿Cruzamos el río Mara aun a riesgo de que algunos nos quedemos en el camino ahogados, o caigamos en las fauces de los cocodrilos en busca de los pastos prometidos? Sí, cruzamos, gritamos todos a una. O casi todos.

Antes, mucho antes, de que se supiera si Galicia pasaría a la fase 1, incluso antes de que se atisbara la posibilidad de que pudiera pasar, algunos hosteleros vilagarcianos ya estaban recibiendo llamadas para sondear la posibilidad de reservar alguna mesa de su terraza en el primer día de la nueva fase. No sin mi mesa, pensábamos.

¿Cuál es el problema? Pues que no hay mesas para todos. Son los hosteleros los que deben decidir si cabemos o no en su terraza. Alguno pondría si pudiera un «Su turno» como los de los supermercados. Y nada de cafés calentitos, por favor, que hay que acabar pronto para que se siente el siguiente.

«¿Cuántos sois? ¿Solo tú? Uy, pues no voy a tener mesa libre»

«Pero si hay tres vacías»

«Esas están reservadas para cuatro personas como mínimo».

La conversación es inventada, pero no descabellada, cuidado. La otra posibilidad es contar con el buen rollo de algún conocido que te permita sentarte en su mesa y caminemos, en fin, hacia las terrazas swinger. Tendremos el culo aposentado en un lado, la vista en otro, y la mente en un tercero. Puede ser como un First Dates, pero a lo grande. ¿Quién nos iba a decir que una medida con Podemos en el gobierno nos podría llevar al terreno más liberal?