La maestría del juego sin balón de la mayor cantera arousana

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

CEDIDA

Una vez consciente de que la cuarentena iba para largo, el CLB ha exprimido la tecnología para crear una nueva dinámica de trabajo

26 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Con más de 400 jugadores de formación, y 31 equipos federados, el CLB, el proyecto que a mitad de la pasada década aunó el trabajo y los recursos de las bases del Cortegada, la extinta sección de baloncesto del Liceo, y el BBC, ha puesto el saber hacer y el ingenio de las dos decenas de especialistas de su cuerpo técnico a adaptar la mayor estructura de cantera de Arousa a la parálisis generada por el covid-19. Y lo cierto es que, también en esto, el CLB está probando ser una entidad grande.

«Como a todo el mundo, nos pilló de imprevisto. Al principio, enviamos a los padres y los jugadores unas pautas para que los chavales llevaran de la mejor manera el confinamiento». Pero, explica el coordinador deportivo del CLB, Juan Rodríguez Espiñeira, «al final de la segunda semana, cuando vimos que la cosa iba para largo, empezamos a preparar un sistema de entrenamientos online».

La preocupación del CLB era, más allá del capítulo físico y deportivo, «que nuestros jugadores no perdieran el contacto, y que no lo perdiéramos nosotros con ellos». Mantener vivo y cohesionado el espíritu colectivo de un proyecto capaz de acaparar buena parte de las horas de uso de los pabellones de Fontecarmoa, la calle Castelao, el Instituto de Carril y el recinto de Fexdega hasta que el confinamiento obligó a marchar a casa.

Tras usar como test el equipo infantil femenino que el propio Espiñeira dirige, en el CLB pusieron en marcha un sistema de entrenamientos a través de la aplicación Zoom, que permite «una barbaridad de gente viéndose a la vez», señala el coordinador. En su caso, todos los jugadores de una misma categoría. En sesiones de tarde, los infantiles, cadetes, júniores y séniores realizan una hora cuatro días a la semana los ejercicios diseñados por Georgvaise, preparador físico del CLB, bajo la dirección de dos de los técnicos del proyecto con los que convive en el mismo piso. Los más pequeños, los preminibásket y minibásket, lo hacen tres días. «Los entrenadores se devanan los sesos, haciendo juegos y retos divertidos» combinando las rutinas para, explica Espiñeira, hacer más llevadera la nueva metodología.

El nivel de seguimiento de los canteranos, afirma el coordinador, «es alto, entre los más pequeños, muy alto», al proporcionarles en este caso a sus padres «una hora de desconexión a las tardes». Una oferta, además, flexible más allá de las cinco horas estándar de puertas abiertas del e-CLB, de 4 a 9 de la tarde. Así, si varios jugadores no pueden seguir las sesiones vespertinas, se les prepara una conjunta por la mañana.

En paralelo, los técnicos del CLB comparten formación y conocimientos en reuniones virtuales al menos un par de veces a la semana, con los coordinadores de su estructura poniendo en común cada viernes lo hecho en los siete últimos días, el trabajo de los siguientes, y su visión de hacia dónde puede caminar el baloncesto mientres el covid-19 pulule a sus anchas. Y ello, con seis de su profesionales, 5 del BBC y 1 del Cortegada, inmersos en los ERTEs de sus respectivos clubes. Entre ellos, el propio Espiñeira: «Es una situación económica dura para todo el mundo. Pero lo peor es no poder entrenar en la pista. Si siguiéramos en ERTE, pero nos dejaran entrenar, seríamos felices».