Usan carnés falsificados y todo tipo de argucias para colarse en ellos de madrugada

serxio gonzález

Que los adolescentes salen por las noches a edades cada vez más tempranas es una evidencia que, más allá de discursos moralizantes, ni siquiera es necesario explicar. Que este fenómeno sea una obviedad no impide, sin embargo, que pueda acarrear importantes consecuencias legales y económicas. Sobre todo para los locales en los que un menor sea sorprendido. El resto, que no es poco, corre por cuenta de las familias de los chavales. El caso es que fuentes policiales confirman que en Vilagarcía se han interpuesto varias denuncias en los últimos tiempos relacionadas con la presencia de críos de incluso quince años en algunos pubs de la TIR hasta bien entrada la madrugada.

Los propios hosteleros explican que los menores acostumbran a recurrir a todo tipo de estratagemas para tratar de colarse en los establecimientos nocturnos. Eso, en caso de que el local en cuestión disponga de personal que controle el acceso a su interior. Algo de lo que, por lo que respecta al complejo lúdico de la TIR, solo existe constancia efectiva en alguno de ellos. En el resto, la identificación de un adolescente correrá por cuenta de los empleados de la barra, quienes obviamente están a otra cosa y solo repararán en aquellos casos en los que la corta edad del cliente furtivo salte a la vista.

Incluso cuando un portero se encarga de filtrar la entrada existen argucias de las que los chavales tiran para colarse con sus amigos. Una de ellas consiste en la falsificación de sus documentos de identidad. «Algunos traen copias falsificadas, pero no los originales; otras veces te enseñan una copia en el móvil. Nosotros, en la medida de lo posible, lo detectamos y si comprobamos que son menores los dejamos fuera, claro», señala un profesional que presta sus servicios en la TIR.

Pero colarse, se cuelan, ya sea burlando a sus familias o aprovechándose de su laxitud a la hora de controlar los horarios de entrada y salida de casa. Lo habitual es que caten primero el botellón para, a continuación, probar suerte e internarse en los pubs. Si no es por la puerta, los más hábiles, explica un hostelero, lo intentarán a través de los toldos: «Recuerdo a uno que incluso era capaz de gatear por una columna hasta la terraza superior para meterse por allí en el local».

Para los negocios no se trata de ninguna broma. Aunque existe un resquicio de sombra en su formulación, la ley de prevención del consumo de alcohol en menores prohíbe la estancia en este tipo de establecimientos por debajo de los 18 años. Las multas pueden alcanzar los 15.000 euros.

La ley hace una excepción si un adulto los acompaña

La ley, promulgada hace diez años, prohíbe con carácter general la entrada de menores de edad en salas de fiestas, de baile o discotecas. Sin embargo, establece una excepción: «Salvo que estén acompañados de mayores de edad con responsabilidad sobre los mismos». Como quiera que no se define en qué consiste dicha responsabilidad, este matiz ambiguo abre la puerta a fórmulas como las socorridas autorizaciones firmadas por los padres.

«Algunos padres creen que pueden dejar aquí a sus hijos e irse, y no es así»

s. gonzález

Un veterano hostelero de Vilagarcía, con un profundo conocimiento sobre las dinámicas de la TIR, asume que resulta muy complicado controlar al cien por ciento que los menores no se introduzcan en los pubs. En su opinión, hay dos cuestiones que juegan en contra de los locales. «En primer lugar que la ley sea ambigua, porque esa cuestión de la compañía de los adultos se puede interpretar de formas distintas». Es así como han surgido ideas del tipo de emitir tarjetas que sean expresamente autorizadas por los padres del menor, en caso de que le permitan acudir a este tipo de establecimientos. O que se intente justificar la presencia de un adolescente por el simple hecho de que haya acudido con un hermano, un primo o un amigo adulto. Pero también «la propia actitud de las familias, no solo porque dejen o no que los chavales salgan, sino porque en ocasiones las denuncias son presentadas por padres enfadados porque a sus hijos no los hemos dejado pasar y dicen tener constancia de que hay otros menores dentro». «Tampoco falta algún padre que, con esa indefinición de la ley, cree que puede dejar a su hijo aquí, en la puerta, e irse, y no es así, porque tienen que acompañarlos todo el rato». El control, en cualquier caso, es responsabilidad del bar.

 Lo que está terminantemente prohibido es que se les sirva alcohol. Ahí, el hostelero se la juega y le puede caer el pelo. La ley sí permite sesiones para mayores de catorce años sin bebidas de este tipo. La pregunta es: ¿alguien iría? La respuesta, en el viento.

Qué dice la ley

  • Artículo 16.1. con carácter general, queda prohibida la entrada de los menores de edad en salas de fiestas, de baile o discotecas, salvo que estén acompañados de mayores de edad con responsabilidad sobre los mismos.
  • Artículo 16.2. Excepcionalmente, estos locales podrán disponer de sesiones especiales para mayores de 14 años, con horarios y señalizaciones diferenciadas, sin que pueda tener continuidad ininterrumpida con aquellas sesiones en las que se produzca la venta de bebidas alcohólicas, retirándose de los locales, durante estas sesiones especiales, la exhibición y publicidad de este tipo de bebidas.
  • Artículo 23.4. Constituye una infracción grave el incumplimiento de lo previsto en el artículo 16 de la presente ley, referente a la limitación de acceso de menores de edad a locales.

Las sanciones

  • Grado mínimo. De 3.005,07 a 6.010,12 euros.
  • Grado medio. De 6.010,13 a 10.517,71 euros.
  • Grado máximo. De 10.517,72 a 15.025,30 euros.