Un desprendimiento de tierra fuerza la clausura del parque de O Castriño

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

La inestabilidad de los terrenos del jardín botánico puede provocar más corrimientos

06 mar 2020 . Actualizado a las 07:51 h.

Definido en su día como la joya de la corona de los espacios verdes de Vilagarcía, sobre el parque Enrique Valdés Bermejo, conocido popularmente como O Castriño, parece planear una extraña maldición. Contiene todos los elementos para consolidarse como uno de los lugares favoritos de los vilagarcianos a la hora de disfrutar de un rato de tranquilidad y un encuentro con especies vegetales propias y árboles exóticos llegados de diferentes enclaves del planeta. Pese a ello, languidece en un segundo plano y es frecuente víctima de desastres como el que ayer por la mañana forzó su clausura.

Un voluminoso desprendimiento de tierra sepultó las antiguas escaleras de piedra que lo comunican con el castro de Alobre. Camino cerrado, claro, que encendió todas las alarmas en el Concello de Vilagarcía, cuyos responsables ordenaron la clausura temporal del jardín botánico. Buena parte de la pasarela que desciende desde el yacimiento hacia el parque quedó suspendida en el aire, con lo que el riesgo de accidente es más que elevado.

«Técnicos municipais visitarán a zona para avaliar o alcance do escorregamento e determinar as medidas a adoptar para asegurar o terreo», explican fuentes de Ravella, que quieren enviar un mensaje de prudencia a los potenciales usuarios de O Castriño: «Prégase aos veciños que respecten os precintos para evitar riscos, tanto no punto afectado como noutros que poidan presentar inestabilidade». Ojo con este aviso, porque ayer mismo, poco después de que se estableciesen las limitaciones de paso, una mujer se paseaba tranquilamente por la parte superior del recinto. O los precintos no se habían desplegado allí, o ella, al menos, no se había percatado de su presencia. Habida cuenta del estado de la pasarela, el peligro de sufrir una caída era obvio.

Lo cierto es que el Enrique Valdés Bermejo no tiene demasiada suerte. Dada su antigüedad, los ejemplares de mayor porte han padecido el azote de vientos y temporales. Probablemente el que provocó un mayor daño fue el Klaus, desatado hace ahora diez años. Entre los árboles que se desplomaron y los que tuvieron que ser talados para evitar males mayores, el jardín evidenció una merma considerable, cuyas cicatrices todavía se muestran a simple vista. Pese a tanto sinsabor, O Castriño sigue constituyendo uno de los mayores tesoros ambientales de Vilagarcía, que merece una revisión a fondo y el interés de todos.