Juzgan a un ciudadano macedonio como líder de una banda que traficaba con heroína y cocaína

Hace unos años, L.V., ciudadano macedonio, consiguió escapar de las fuerzas del orden cuando estas desarticularon a un grupo criminal que, desde Arousa, comercializaba con sustancias estupefacientes, especialmente con cocaína y heroína. Tras seguir los pasos de varios de los integrantes del la organización, los investigadores concluyeron que todos ellos operaban «bajo la dirección y coordinación del sujeto extranjero identificado como L.V.», que a través de una maraña de teléfonos móviles, algunos de origen portugués, daba indicaciones sobre cuándo y a quién comprar droga, cuándo y a quién vendérsela, y cómo y cuándo cobrarla.

El carrusel de llamadas realizadas por los integrantes de la banda fue registrado por las fuerzas del orden, que en febrero de 2013, tras varios meses de investigación, decidieron aprovechar la ocasión y desmontar el grupo. Lo hicieron tras descubrir que la organización afincada en Arousa iba a recibir un alijo de droga. El intercambio de la sustancia estaba previsto para el día uno de febrero, pero las cosas no salieron como la banda de L.V. tenía previsto. Tres integrantes del grupo con el que habían negociado la compra fueron detenidos cuando abandonaban la autopista en el peaje de Caldas, al filo de las seis y veinte de la mañana.

En el hotel

«Operaban como vehículo de seguridad en el transporte de la sustancia estupefaciente, que materialmente era transportada en otro vehículo». El hombre que lo conducía también fue arrestado: los agentes del orden lo detuvieron cuando estaba alojado en el hotel de Vilagarcía en el que se iba a cerrar la transacción. Su vehículo estaba en el párking del establecimiento y en su interior, «en un compartimento habilitado para ocultar la sustancia debajo de los asientos traseros» fueron hallados siete paquetes en cuyo interior había casi seis kilos de heroína: 5.984 gramos con un 45,36 % de pureza y un valor en el mercado ilícito de 215.015 euros.

La operación se había ido al garete, y la banda supuestamente encabezada por L.V. no tardó mucho en saberlo. Eso no hizo que dejasen de actuar. «Aún después de estas detenciones», relata el Ministerio Fiscal, tres integrantes del grupo siguieron actuando «de forma coordinada» y bajo la supervisión de L.V., que en ese período de tiempo les indicó, por ejemplo, qué ventas de sustancias de corte debían realizar, les encargó recoger a suministradores en el aeropuerto o les encomendó enviar dinero de dudoso origen al extranjero.

Los tres peones del grupo fueron detenidos el 23 de mayo de 2013, en un operativo del que L.V. pudo escapar, y con él una mujer que sigue hallándose en paradero desconocido en estos momentos.

Él fue atrapado, finalmente, en enero del año pasado, concretamente el día 26. Y esta semana se sentará por fin en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Pontevedra. Allí va a ser juzgado por delito de integración en banda criminal y por otro de tráfico de drogas. Sus tres socios -dos vilanoveses y un vecino de Caldas- ya fueron condenados por esos mismos hechos en sentencia firme del 16 de febrero de 2017. En los registros realizados en sus viviendas se había encontrado documentación que los relacionaba con L.V., amén de todas las comunicaciones telefónicas que entre la red habían quedado registradas.

El juicio

Para L.V. pide el Ministerio Fiscal dos años de prisión por pertenencia a grupo criminal. Por el delito de tráfico de drogas que se le imputa, una pena de nueve años de cárcel, así como una multa de 860.062 euros.

El juicio por este caso se celebrará en la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra el próximo martes.

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