Andrea, Borja, Boo y Zelda ya han encontrado su piso, pero en Santiago

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

La aventura de alquilar una vivienda con mascotas ha tenido esta vez un final feliz

30 ene 2020 . Actualizado a las 22:23 h.

No ha sido una tarea nada sencilla, todo lo contrario, pero por fin Andrea, Borja, Boo y Zelda han encontrado un piso de alquiler en el que no pusieran pegas a que vivieran juntos los cuatro. Han sufrido en primera persona el calvario que supone la búsqueda de una vivienda cuando tienes mascotas a su cargo. Eso sí, el nuevo hogar está en Santiago, no en Vilagarcía.

La historia de Andrea, Borja, Boo y Zelda y su pelea por encontrar un hogar apareció en las páginas de La Voz el pasado día 15 y a partir de ahí se aceleró todo. En todos los sentidos. «Compartí el artículo y me contestó muchísima gente contando que les había pasado lo mismo. Fue súper curioso», recuerda. Y también aparecieron ofertas de pisos que no tenían esa cláusula antimascotas. Hasta que, finalmente, se produjo la elección. «Prefería en Vilagarcía, donde apareció alguna opción, pero seguimos el orden de respuestas que nos habían llegado. Fuimos a ver uno en Santiago y la chica de la inmobiliaria que nos enseñó el piso dijo que no sabía si tenía cláusula anti perros, pero que lo lucharía, porque ella estaba a favor, pero que era verdad que es muy complicado», explica Andrea.

Así que la búsqueda continuaba, a la espera de que en el primero hubiera una respuesta positiva. «Fue casualidad o suerte. Fuimos a ver otro piso y en ese momento nos dijo que le acababa de entrar uno perfecto». Y ese fue finalmente el elegido. Admite perros, pero tiene sus cosas. O no tiene, para ser exactos. Ni garaje, ni ascensor y, además, se escapa un poco de lo que ellos tenían pensado pagar, pero sí que es cierto que está céntrico y que tiene lugares cercanos donde poder estacionar el vehículo.

Ni siquiera quieren niños

La búsqueda deparó sorpresas, como lo que le sucedió en una inmobiliaria de Vilagarcía. «Me dijeron que había también propietarios que dicen que niños no. Me dejó fatal. Hasta dónde hemos llegado», dice Andrea. Y también situaciones curiosas, como el consejo que le dieron en una inmobiliaria de que aprovechara las fotos del reportaje de La Voz para enviárselas a los propietarios de los pisos que fueran mirando y que así vieran que las dos perras no eran de gran porte. Y Andrea, que seguía sin dar crédito. «Es que si tienes que ver una fotografía para concienciarte, es que...», resopla.

Ella tiene muy claro que, más allá de que haya o no haya perro en un piso, la clave para que no se produzcan problemas es que el inquilino sea una persona normal. «¿Y los destrozos? Nosotros siempre dijimos que si hay que poner en el contrato una cláusula sobre eso, pues que no habría problema». Y un último consejo que da Andrea para quienes se vean en una tesitura parecida. «Empezamos a vender la escenita familiar de que yo estoy opositando y Borja trabajando. Que somos gente seria», bromea. Sostiene, medio en broma medio en serio, que llegará el día en el que se valorará a los inquilinos con estrellitas como si fuera en Tripadvisor.

Una tarea hercúlea

«Finalmente, lo conseguimos», concluye Andrea, pero aún recuerda lo que le decían en prácticamente todos los lugares en los que miraron y que resultó ser una profecía casi perfecta: encontrar un piso de alquiler cuando tienes una mascota esa una tarea hercúlea, aunque en este caso, con final feliz.