El abrojo ya no solo pincha en verano

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

oscarVIFER

Las bicis y las mascotas tampoco se libran de los daños durante los meses de invierno

09 may 2022 . Actualizado a las 21:37 h.

Apareció hace poco más de un año, puesto que fue en el verano del 2018 cuando comenzó a hacerse notar con virulencia, y ha llegado para quedarse. Pero el abrojo, una pesadilla para quienes circulan con sus bicicletas por el paseo marítimo, ya no solo ataca en verano. Los pinchazos se mantienen también durante los meses de invierno. Así lo ratifica Rocío Louzán, desde Motobazar: «Sí, ya sucede durante todo el año. Lo que pasa es que como durante estos meses anda menos gente en bicicleta, parece que pasa menos, pero siguen pinchando igual», explica.

El abrojo, o cadillo, que por los dos nombres es conocido, se presentó en Vilagarcía hace un par de veranos. De repente, comenzaron a producirse infinidad de pinchazos en quienes circulaban en bicicleta por el paseo marítimo y un aluvión de quejas llegó al Concello. Pronto el enemigo fue identificado, pero llegó luego la complicada tarea de intentar acabar con él.

Ravella pidió consejo a O Areeiro que mandó las correspondientes instrucciones. Unas instrucciones que especificaban que la mejor época para combatirlo es a finales de la primavera y comienzos del verano, puesto que es en ese momento cuando se detecta la flor y su fruto antes de que seque y se endurezca. Además, al estar todavía verde se evita que la semilla se desprenda de la planta y vuelva a germinar en la playa.

Batidas a mano

Y a ello se pusieron los operarios municipales. Hasta ocho en alguna de las varias batidas que el Concello de Vilagarcía organizó para intentar erradicar la plaga. Nada fácil porque debe realizarse a mano y con mucho cuidado, evidentemente, para evitar los pinchazos. Luego, una vez finalizada la tarea, hay que limpiar muy bien tanto la ropa como el calzado para evitar la dispersión de la planta. La utilización de maquinaria para su eliminación no es muy recomendable en el caso de Vilagarcía puesto que podría dañar la vegetación dunar.

Lo cierto es que han sido ya varias la batidas, pero sin mucho éxito por lo que se ve, realizadas en estos dos últimos años en la localidad arousana para intentar acabar con la molesta hierba que ataca a las bicicletas sin piedad. Y no solo a las bicis, puesto que han sido varios los perros que también tuvieron el desagradable encuentro con los pinchos del implacable cadillo con un doloroso resultado. Ayer, se podía ver a personas llevando en brazos a sus mascotas para evitar que se pincharan o incluso que algunos de las semillas se les enredara en el pelaje y trasladaran el problema a otro lugar o bien a su propio domicilio.

Una plaga que se extiende a toda velocidad y que se ha detectado ya en el entorno de As Sinas

Por estos lares ha sorprendido su irrupción, pero la reputación del abrojo como planta puñetera es bien conocida desde hace muchos años. Los romanos se inspiraron en ella para crear un arma con su forma, pero de hierro, que desplegaban por el campo de batalla para herir a los caballos rivales y desde entonces han evolucionado hasta convertirse en el mejor artilugio para sabotear los neumáticos de los vehículos.

En su vertiente vegetal, lo cierto es que se está convirtiendo en un problema que puede afectar a nuestras playas dada la velocidad a la que se está extendiendo. En A Compostela es ya todo un problema, como se puede comprobar a simple vista, pero ojo que hace un par de meses que ya se detectó también en el entorno de As Sinas.

El Concello de Vilanova confirmó en octubre que habían aparecido plantas en el barrio de San Pedro y que ya se habían puesto manos a la obra para evitar que el problema se extendiera.

Habrá que esperar unos meses para poder constatar si esa primigenia irrupción del terrible cadillo en el territorio vilanovés se ha podido controlar o, por el contrario y tal y como está sucediendo en su vecina Vilagarcía, la batalla será larga y con toda la pinta de tener un ganador que ya está definido. Por el momento, la receta se sustenta en la regla de las tres «pes»: paciencia, precaución y parches, muchos parches.