Otro bosque de laurel a la sombra de Cortegada

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

La senda que Ravella se propone rescatar puede ser recorrida ya en varios tramos, y merece la pena

11 dic 2019 . Actualizado a las 11:58 h.

No hace falta cruzar el Camiño do Carro con la bajamar para conocer lo que es por dentro un bosque de laurel. De acuerdo, nada mejor que hacerlo en Cortegada, donde crece la mayor laurisilva del occidente europeo. Pero una suerte de hermano pequeño se abre paso en el litoral carrilexo desde el entorno del camposanto de A Rosa hasta el mar. Y recorrerlo vale la pena. Mucho. Llegar hasta él es posible a través de dos puntos. Desde el merendero de la curva de Carril, descendiendo junto a la delegación de la Consellería do Mar, o desde el propio cementerio. La primera opción tiene la ventaja de tocar piedra y arena a las primeras de cambio y conducir, directamente, al magnífico lavadero de Fonte Santa, una gran estructura de granito que surge a la vista sorprendente y agradablemente limpia. Apenas una botella de plástico y la lata de un refresco, muy poca cosa para lo que acostumbran a esconder lugares relativamente recónditos como este.

Se trata del pequeño tramo inicial de la senda litoral que el Concello de Vilagarcía se propone recuperar para unir Carril y Bamio, siguiendo la línea de costa con la idea de ampliarla hasta el límite con Catoira. Los técnicos de la jefatura provincial de Costas visitarán en breve esta zona para estudiar la viabilidad de un camino que aprovecharía como pocos la transición entre la ría de Arousa y la desembocadura del Ulla. De momento, es perfectamente posible visitar enclaves como este. Basta con proveerse de un par de buenas botas, de esas que impiden el paso del agua. Poco después del lavadero se abren varios senderos. Tantearlos supone internarse en ese bosque formado por laureles, carballos, especies frondosas y algún que otro pino y eucaliptos de buen porte que ni siquiera estorban. Esta debe ser una de las patrias de los jabalíes que de vez en cuando se dejan ver por Bamio. Mientras el proyecto que apadrina el concejal Álvaro Carou no avance, este paseo improvisado concluirá en el entorno del cementerio.

No obstante, es posible retomarlo más allá. Desde la playa de O Campanario, por ejemplo, en sentido inverso. La perspectiva de Cortegada recuerda a la de un perro verde tendido sobre el mar de Arousa. El ajetreo del mundo contemporáneo se da la mano con los sonidos que emanan de los rincones naturales ajenos a tanto trajín. Aves a la vista, algún pescador tentando tal vez a las lubinas, restos de embarcaciones, los cruceiros de la ruta del mar de Arousa... Incluso el paso del tren centenario que une Santiago y Vilagarcía y recorre, en este tramo, los mismos paisajes y la misma vía que lo hizo la primera locomotora de la historia del ferrocarril gallego, el 15 de septiembre de 1873.

Doctores tiene la madre iglesia, y técnicos posee el departamento de Costas que sabrán dictaminar si este recortado litoral puede acoger una senda como la que imagina Ravella, salvaguardando la normativa en la materia. De buenas a primeras, el ojo profano diría que sí es posible. Incluso conveniente y necesario. Vengan y compruébenlo.