El centro de Vilagarcía reserva al peatón el equivalente a 8 campos de fútbol

Serxio González Souto
s. gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

26 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Pese a la secuencia de cambios políticos que Vilagarcía experimentó entre el 2006 y el 2015 (solo el socialista Alberto Varela ha sido capaz de repetir en la alcaldía), el trabajo de peatonalización no se ha detenido. Algunos gobiernos, como el bipartito que encabezó Dolores García, lo abrazaron con fuerza sobre la base que había establecido Javier Gago. El sucesor de García, el conservador Tomás Fole, revisó la planificación que recibió como legado, pero no detuvo un proceso que continuó, aunque con tropiezos técnicos, en la plaza de España y el último tramo de la calle Ramón y Cajal, por ejemplo. El impulso definitivo llegó con Varela y su equipo, que han intervenido en lugares clave del centro de la ciudad, como las plazas de Galicia y la Independencia. Más de tres decenios después de los tímidos pasos que se iniciaron en A Baldosa -entonces denominada Héroes del Alcázar; no está mal recordarlo ahora que toca revisar las supervivencias del franquismo en los símbolos y el callejero-, aproximadamente un 12 % del casco urbano ha sido ganado para los viandantes, en detrimento de motocicletas, automóviles, furgonetas y otros vehículos que durante décadas dominaron calles y plazas con sus malos humos.

A quien este porcentaje le parezca poca cosa, debe saber que se trata de un cálculo establecido sobre la superficie total del centro. Un trapecio que limitan O Ramal, el río de O Con y los barrios de San Roque y Os Duráns. Incluye, por lo tanto, no solo la vía pública, sino también el espacio construido. O sea, los edificios. Así que, en realidad, un 12 % no está mal. Son ocho hectáreas frente a las 63 que mide el casco urbano. Ochenta mil metros cuadrados. Ocho campos de fútbol, por establecer una comparación de visualización fácil.

Para que se hagan una idea. El mayor espacio que el centro reserva al peatón es el parque Miguel Hernández, que se extiende a lo largo y ancho de dos hectáreas. La plaza de Galicia y su entorno andan por los 3.100 metros cuadrados. Un tercio menos tiene la Independencia, 2.100 metros, mientras que el cuerpo nuclear de A Baldosa, donde todo comenzó, se limita a unos quinientos metros cuadrados. ¿Y el futuro? De momento apunta a la humanización de O Piñeiriño. Pero todo vuelve a su centro. ¿No?