El conflicto de las ambulancias engorda las movilizaciones por la sanidad pública

R.E. VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Martina Miser

Los trabajadores anuncian una huelga por el deterioro del servicio y de sus condiciones

31 ene 2019 . Actualizado a las 14:02 h.

Una constelación de problemas, de todos los tamaños y formas, ha colmado la paciencia de los trabajadores sanitarios y de los usuarios del sistema público de salud. A las movilizaciones emprendidas por los profesionales de los centros de salud, secundadas de forma masiva por los vecinos de localidades como A Illa, Ribadumia o Catoira, se suman las quejas emanadas del Hospital do Salnés y, ahora también, las de los trabajadores de los servicios de ambulancias de toda Galicia, que esta mañana anunciaron que irán a la huelga. Los trabajadores de este sector llevan tres años esperando la renovación de un convenio que, la última vez que se rubicó, recortaba su bienestar laboral. Ahora, la patronal plantea más recortes que la plantilla no está dispuesta a asumir: ya ha hecho todos los sacrificios posibles.

«A única proposta sobre a mesa é rebaixarnos un 10 % o salario e, de non aceptarmos, ameazan con deixar de pagar a partir do 31 de marzo», dicen los pasquines que la plantilla repartió durante la concentración que celebraron a las once de la mañana ante la entrada de Urxencias del Hospital do Salnés. Era una protesta gemela a la realizada a la puerta de otros centros hospitalarios gallegos, según explicaba Rodrigo Pazos, el portavoz de los trabajadores, y con la que se inaugura una campaña de movilizaciones que incluirá una huelga entre el 8 y el 11 de febrero, que se prolongará en semanas alternas hasta el mes de marzo. Si para entonces no hay soluciones, el paro se hará indefinido.

A la baja

Durante la huelga, los traslados entre hospitales y las altas no serán cubiertas, aunque sí serán atendidos otros servicios, como las urgencias o los traslados de pacientes oncológicos. Los trabajadores saben que la huelga ocasionará trastornos a los pacientes, pero recuerdan que estos están padeciendo, también, los efectos de una nefasta política en el sector. Nefasta por parte de las empresas, que pujan a la baja para hacerse con los contratos y que luego, «como isto non dá para máis», recortan en salarios, sobrecargan de horas a los trabajadores, y ni siquiera son capaces de asumir el mantenimiento de las ambulancias, en algunas de las cuales «entra agua». «Estas ambulancias teñen catro anos, moitos quilómetros percorridos, e non se están atendendo como é debido», explica Pazos. De la Xunta no esperan los trabajadores gran cosa. «Non fai nada». Más bien al revés: las concesiones se siguen sacando «con presupostos raquíticos» que luego aún van a ser rebajados por las empresas para hacerse con ellos. La Administración, aseguran los trabajadores, es consciente de ello, pero no hace nada para corregir la deriva. Ni para eso, ni para evitar los excesos horarios del sector, ni para atender demandas históricas como la de la ambulancia medicalizada para O Salnés.