El alumno aventajado que cruzó un océano para no colgar la raqueta

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

El expupilo de Dani Otero en el C.T. O Rial vive su segundo curso de  estudiante y jugador de la University of the Cumberlands de Kentucky (EE.UU)

06 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Mañana lunes viajará a Madrid para, al día siguiente, coger un vuelo de regreso a la University of the Cumberlands de Williamburg, Kentucky. El centro de estudios superiores en el que desde hace año y medio Luis Montull Piñeiro (Vigo, 18/IV/1999) compagina la carrera de Ingeniería Mecatrónica, mezcla de mecánica y electrónica, y la práctica competitiva del deporte que lo apasiona y que, por lo que se ve, tan razonablemente bien se le da. Porque ha sido el tenis, ese que mamó y que pulió durante años en las pistas del C.T. O Rial, el que le abrió al ex alumno de Daniel Otero las puertas del sistema universitario de los Estados Unidos en agosto del 2017.

«A los EE.UU voy con dos becas que me cubren alrededor del 90 % de todos los gastos. Una por mis resultados académicos en España, y la otra deportiva», cuenta el gallego, que amplía su notable currículo al este del gran charco en el NAIA 1, la primera división del sistema de competiciones que congrega a las universidades de menor tamaño de la potencia americana -las de mayor dimensión compiten entre sí en la NCAA-.

Participante en el Circuito Nacional Marca Jóvenes Promesas en el 2015 y 2016, campeón gallego júnior de dobles en el 2016 y 2017, y campeón autonómico por equipos de categoría cadete en el 2016, Luis Montull figuraba en el número 208 del ránking español absoluto que encabezaba Rafa Nadal cuando en agosto del 2017 saltaba al otro lado del Atlántico. «Yo conocía a algún otro chico gallego que se había ido antes que yo a los Estados Unidos. Y un día Hugo Taracido, que hoy es mi manager, dio una charla en el C.T. O Rial en la que nos contó lo que significaba ir a los EE.UU, y que allí podías compaginar realmente la carrera con el tenis», relata Luis. Fue un año justo antes de ejecutar su gran decisión: «Sabía por amigos que en España es muy difícil compaginar los estudios y el deporte, poder entrenarse cinco días a la semana en paralelo a la carrera. Ir allá era la oportunidad de hacerlo», recuerda.

Montull aprovechó todo lo que pudo su último año con Daniel Otero para mejorar su tenis de cara a responder con su juego la apuesta de la University of the Cumberlands por él. «La temporada pasada -su primer curso en Williamburg- jugué como número 2 individual del equipo, firmando el mejor registro con 12 victorias y 5 derrotas, y como número 1 en el dobles. Somos doce tenistas en el equipo, y en cada eliminatoria solo podemos competir seis. Yo las jugué todas. En octubre -en su última competición- fui semifinalista de dobles de la ITA Regionals de Kentucky, Tennessee y Georgia. El equipo acabó en el Top 15 de la NAIA 1», repasa Luis.

De la duda, a una nueva familia

No obstante, y aún exclamando un «¡Ojalá pudiera dedicarme a ser tenista profesional», el exjugador del C.T. O Rial lo tiene muy claro en estos momentos, cuando todavía le restan dos años y medio de carrera y otro más de master: «Estoy seguro de que el tenis va a estar en mi vida. A lo mejor como monitor. Pero no como profesional. Mi idea es ser ingeniero».

Tras desembarcar «con dudas» en su destino americano, Luis, dice, pronto «me di cuenta de que todos los que estábamos en el equipo -solo hay un tenista estadounidense entre los doce- las teníamos». Y entre chavales llegados desde Japón o Islas Mauricio hasta Alemancia «haces piña». Formando una pequeña familia con la que el gallego disfruta de cada período de vacaciones sin margen para volver a casa conociendo lugares como Miami o Nashville. Escapando de la «rutina» de ese pequeño mundo cerrado que es el campus universitario, en el que hace prácticamente toda su vida. Acudiendo a clase por la mañana, y entrenándose cada tarde salvo los fines de semana, reservados para desplazarse a las competiciones que le siguen dando esa chispa a la vida de Luis.