El atracador del 24 horas intentó asaltar minutos antes un bar en la estación de tren

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

El individuo utilizó de gancho a una mujer que lo acompañaba y rondó durante media hora la cafetería antes de buscar otro objetivo

21 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Anda el ambiente revuelto en Vilagarcía al hilo de los atracos que la semana pasada se sucedieron en uno de los dos 24 horas que abren sus puertas en el entorno de la plaza de la Constitución y en un bar de Carril. Ambos fueron cometidos por diferentes sujetos, pero tuvieron un denominador común: sus autores utilizaron un cuchillo para amenazar a los dependientes que, en el caso del 24 horas, provocó una herida en la sien a su víctima. El tipo de Carril es de sobra conocido. El otro, no tanto, pero no parece menos peligroso. Minutos antes de introducirse en el negocio que asaltó, en la medianoche del miércoles, el individuo trató de hacer lo mismo en una cafetería de la plaza de la estación de tren.

Begoña Rey y Lara Bouzón confiesan que el temor no se ha disipado. Todo lo contrario, puesto que una mujer, que acompañaba al atracador y le sirvió como gancho, volvió esta semana al bar que ambas regentan, El Paso, situado frente a la estación de ferrocarril. «Quiso entrar, pero no dejé que pasase», explica Lara. Fue su compañera, Begoña, quien tuvo que lidiar el miércoles pasado con la pareja, que desde el primer momento dio síntomas de no querer nada bueno.

Mismo coche, misma sudadera

«Pasaban de las diez de la noche, el partido de fútbol del Real Madrid, que jugaba a las siete, se había acabado y los clientes se fueron marchando. Entonces apareció una mujer que decía que quería ir al baño», señala la hostelera. Detrás de ella, junto a un automóvil idéntico al que utilizaron para huir del robo en el 24 horas, se hallaba un hombre. Un metro ochenta de altura, delgado, una capucha le tapaba el rostro pero la sudadera blanca era inconfundible. Era la misma que, cubierta por una especie de bata o túnica floreada, vestía el atracador del negocio de la plaza de la Constitución y que Begoña y Lara pudieron reconocer en los vídeos que días después les mostraron los agentes de la Policía Nacional que investigan el caso.

Begoña tampoco dejó pasar a la mujer, que protestó airada. «Menos mal que llegó mi marido; yo creo que al principio lo confundieron con un cliente, porque se metieron en el coche y esperaron y esperaron, a ver si me quedaba sola». La pareja hizo algún ademán de enfrentarse al matrimonio, pero la cosa quedó finalmente en nada. Arrancaron y se fueron en busca de su siguiente objetivo: el 24 horas que sí pudieron asaltar para hacerse con un botín de seiscientos euros.

«Aún tenemos el miedo metido en el cuerpo; tendría que haber más policía»

El entorno de la estación de tren es un lugar tranquilo pero solitario. Hay ajetreo en las horas centrales del día, entre viajeros y automovilistas en busca de aparcamiento, pero a primera hora de la mañana apenas hay nadie y a partir de las nueve de la noche la actividad decae. «La verdad es que ahora no estamos tranquilas, todavía tenemos el miedo metido en el cuerpo», confiesan las dos hosteleras. Sobre todo al comprobar que la mujer que participó en el atraco frustrado no tuvo empacho en regresar al bar. Buen momento para recordar la situación en la que se halla la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, muy por debajo de la plantilla oficial que le corresponde a Vilagarcía. «Yo creo que tendría que haber más policía; si no, ¿cómo van a poder patrullar de verdad y a investigar casos como este?». La pregunta merece una respuesta.