Atascos puntuales en la primera jornada de prueba en Víctor Pita

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

La normalidad reinó durante la mañana, pero la hora de salida del instituto fue un caos

30 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El examen comenzó al filo de las diez de la mañana. Fue entonces, con un ligero retraso sobre el horario previsto, cuando comenzaron a funcionar los semáforos que a partir de ahora marcarán el ir y venir de los vehículos por un tramo de la calle Víctor Pita. Es una zona complicada, en la que carretera se vuelca sobre el mar, y en la que Ravella quiere establecer un carril único, regulado por semáforos, para poder ganar espacio y crear un paseo marítimo con carril bici. Que esa obra se haga, o no, va a depender de lo que ocurra en los próximos días, en los que se testará la viabilidad de ese carril único.

Algunos de los vecinos que viven por la zona tienen claro, desde el mismo momento en el que se anunció la medida, que «no va a funcionar». Lo repetían ayer, al poco de ponerse en marcha los semáforos. Tienen sus razones. Entre ellas, varios de los pivotes colocados hace semanas para separar los dos carriles, que ya aparecen aplastados contra el suelo. «Los autobuses y los camiones no dan bien esa curva», relatan los vecinos, que tienen dudas también sobre la utilidad de una obra que no va a tener continuidad hasta el casco urbano de Vilaxoán.

La mañana transcurrió con cierta tranquilidad, algún que otro sobresalto y varios ajustes. Muchos conductores se vieron sorprendidos por la entrada en funcionamiento de los semáforos, y otros por los vehículos que seguían circulando por la calzada cuando el semáforo ya se había puesto en verde para quienes iban en dirección contraria. Las patrullas de la Policía Local de Vilagarcía, en cualquier caso, andaban cerca: durante la mañana estuvieron pendientes de lo que pasaba en Víctor Pita.

La aparente tranquilidad de la jornada se vio rota a las dos y media de la tarde. Poco después de que el autobús que devuelve a las trabajadoras de Cuca a Vilagarcía tras su jornada en O Grove hiciese su habitual parada frente a la vieja factoría vilaxoanesa, todo empezó a complicarse. Y es que era la hora de salida del instituto de Vilaxoán.

En la calle Armando Cotarelo no tardaron en formarse largas colas. Recorrer el último tramo de esa vía, antes de su entronque con Víctor Pita, consumía tres minutos de espera que fueron suficientes para desquiciar a algunos conductores, que no dudaron en hacer maniobras peligrosas para intentar escapar del atasco. ¿Cómo? Unos, dando la vuelta en la calle para buscar otras vías alternativas que los llevasen a su destino. Otros, bajando la calle por el carril de subida, a fin de, una vez en Víctor Pita, girar a la izquierda, poner rumbo a Vilaxoán, y esquivar los semáforos. Quienes prefirieron aguantar los atascos invirtieron algo más de siete minutos en realizar el recorrido entre el centro de secundaria y la zona de la depuradora de aguas.

Pero esta es la crónica, únicamente, del primer día de prueba. El Concello no realizará su valoración hasta dentro de unos días, cuando se hayan recogido datos sobre la viabilidad, o no, de dejar ese acceso a Vilaxoán con un único carril, de doble sentido alterno y regulado por semáforos.

Patrullas de la Policía Local visitaron la zona en varias ocasiones a lo largo del día

El proyecto quiere convertir ese tramo en un «balcón á ría seguro e sen ningún obstáculo»

El Concello de Vilagarcía volvió a insistir ayer en que el cambio que se ha producido en Víctor Pita es una prueba. Un test para conocer la viabilidad de dejar esa zona con un único carril de circulación. Si no funciona, dicen, se aparcará el proyecto diseñado para esa zona. Un plan trazado por el arquitecto Alexandre Mouriño, experto en movilidad, que pasa por convertir el actual vial, de diez metros de calzada y apenas dos de acera, «nun novo corredor no que o peón e o ciclista sexan os protagonistas». Se formula como «un balcón á ría de máis de 300 metros de largo, seguro e sen ningún tipo de obstáculo».

Mejorar la seguridad vial y «lograr que existan as mesmas facilidades para chegar a Vilaxoán andando ou en bici que xa hai na actualidade para desprazarse a O Carril» son los dos objetivos de un plan que modificaría sustancialmente la fisonomía de la zona. Y es que, pegado al mar, se habilitaría «un paseo para peóns de 6 metros de ancho»; junto a él, «un carril bici de dobre dirección e de 2,5 metros de ancho» y, por último, «unha calzada de 3,60 metros para vehículos, tamén bidireccional e con circulación alterna regulada por semáforos».

El arquitecto propone crear una bancada a lo largo del recorrido, separando cada elemento por una especie arbórea de hoja caduca. Tanto las bancadas, como las farolas, se diseñarán para este proyecto, con la intención de aplicarlas después en otras zonas de Vilagarcía. Ejecutar toda esta reforma supondría una inversión de 240.000 euros. Pero antes de gastar ese dinero, Ravella quiere comprobar si el sistema funcionará o no. En ello está.