El caso de la cocaína, el tiro en el hotel y la chancla agujereada

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

La Audiencia anula una condena digna de Mortadelo y Filemón, con una chancleta como prueba principal

14 nov 2018 . Actualizado a las 07:36 h.

El 30 de julio del 2014, una serie de personas subieron a una habitación de un hotel en Carril (Vilagarcía). Sonó un disparo. Todos pusieron pies en polvorosa, incluido un sujeto, herido, al que se llevaron sus amigos sin requerir en ningún momento atención médica ni mucho menos aguardar a la llegada de la policía. Estos son los únicos hechos que pueden darse por medianamente probados en un caso rocambolesco que condujo a una condena de cinco años de cárcel para el supuesto autor del tiro, y la Audiencia Provincial acaba de anular.

La sentencia inicial daba por buena la versión de la teórica víctima. El hombre declaró que había acompañado a un individuo al que acababa de conocer y que se alojaba en el establecimiento hotelero. Su intención, aseguró, era comprobar «si la habitación estaba bien». Sin más. Sucede que, en un momento dado, vio una bolsa con «una sustancia blanca» y dijo que él «no quería saber de esas cosas». Su reciente amigo desenfundó entonces un revolver y le disparó en un pie. De resultas de ello, el cliente del hotel fue condenado a cinco años de prisión, además de al pago de 6.456 euros a su hipotética víctima como indemnización.

Merece la pena saber que, en su apelación, el acusado insistió en que aquella visita nada tuvo de inocente y que, muy al contrario, su propósito era una transacción de cocaína. Refuerza sus palabras el hecho de que se registrase con un nombre falso. A la habitación no subieron dos, sino tres personas -algo que una empleada del hotel confirmó-, incluido un compinche del herido apodado Botines. Refiere el hombre que quien sacó el arma fue en realidad el denunciante, al que empujó, creyendo que la pistola era de juguete, para abandonar la habitación de inmediato.

¿Qué pudo deducir la policía? Que allí hubo cocaína, que un desconchón en el suelo pudo deberse al impacto de una bala y que no era descartable que el herido se hubiese disparado a sí mismo por accidente. La única prueba que este presentó, cinco días después, fue una chancla agujereada en la que, para colmo de males, los agentes no pudieron rastrear nada puesto que, explicó el tipo, su madre la había lavado. El condenado fue absuelto.