Luz ámbar en la casa Cortegada

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

OSCAR VíFER

El equipo de Rubén ha dado una preocupante imagen en los cinco primeros partidos de Liga, con ocho rivales rindiendo por encima de él

07 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La A.D. Cortegada de Rubén Domínguez tiene un problema, y atajarlo cuanto antes se antoja vital para dar ese paso adelante que el club vilagarciano necesita después de ocho años exiliado en la Liga Femenina 2. Consumidas cinco jornadas del campeonato regular, o lo que es lo mismo, el 20 % del calendario, el conjunto de Fontecarmoa presenta un balance negativo, 2-3, que lo relega a la novena plaza en la clasificación. Un dato que, no obstante, va mucho más allá de las cifras, reflejando el juego de un equipo que, hoy por hoy, está lejos de poder sostener el nivel de sus teóricos grandes rivales por una de las cuatro plazas con derecho a disputar la próxima fase de ascenso a la élite del baloncesto femenino español.

La superioridad manifiesta demostrada el pasado sábado por el GDKO Ibaizabal sobre el Cortegada en el parquet de Fontecarmoa solo ha sido la última y más acentuada demostración de una realidad dibujada ya en la primera jornada de Liga. El 6 de octubre el cuadro que entrena y dirige Rubén Domínguez perdía 59-73 con el vigente campeón del Grupo A y de nuevo principal candidato al ascenso a la LF, el Celta Zorka, con el equipo vilagarciano siempre por detrás en el marcador más allá de un anecdótico 4-3. Solo la inspiración de Salomé en el primer cuarto, y de Sangalli en el tercero, evitó que el Celta rompiese el derbi antes del último cuarto.

Que el Cortegada precisase de una prórroga para superar en A Coruña al recién ascendido Maristas (65-70) destapaba con efecto retroactivo la derrota con el Celta como primer síntoma de un mal mayor. La contundente victoria sobre el hoy colista C.B. Arxil (88-52), resultó un espejismo. Caer a domicilio después ante uno de los todavía dos invictos de la Liga, el Osés Construcción Ardoi, por menos de diez puntos (74-66) y con el condicionante de un largo viaje en bus el mismo día del partido entraba, como ante el Celta, en los márgenes asumibles para uno de los grandes candidatos a entrar en la fase. Hasta que la derrota por aplastamiento a manos de un GDKO Ibaizabal en un plano de juego superior desnudó las carencias del Cortegada. Con un equipo superado individual y colectivamente, sin soluciones a las trampas tácticas en ambos aros diseñadas por el técnico visitante y perfectamente ejecutadas por su plantilla sin fin; sobre todo unas zonas en las que las de Rubén Domínguez se fueron hundiendo cual arenas movedizas.

Plantilla a dos velocidades

El liderazgo y la visión de Sara Gómez no bastan para ganar los partidos que marcarán la diferencia al término de la temporada. Tras maravillar a propios y extraños, Izabella Sangalli ha bajado sus prestaciones en las dos últimas jornadas, probablemente una vez los equipos fuertes de la Liga acopiaron material del Cortegada con el que analizar la notable dependencia que este tiene de sus acciones individuales en ataque. Salomé dista de estar al nivel de sus dos anteriores temporadas. Y Cristina Loureiro no parecer llamada a ejercer un papel de líder. Solo la británica Hannah Shaw semeja ir a más, con las canteranas Míriam y Andrea cumpliendo bien con sus roles de jugadoras de refresco.

Así las cosas, el problema del Cortegada no solo es su balance de 2-3, y que haya perdido dos de sus tres partidos en casa, dejándose virtualmente el basketaverage con el Celta Zorka y el GDKO Ibaizabal. El problema es que nada de esto se puede minimizar pensando en que todo acaba de empezar, cuando los ocho equipos que anteceden al de Rubén Domínguez en la tabla han disputado ya entre dos y cuatro partidos contra rivales de dicho vagón de cabeza de la Liga, Cortegada al margen; y todos ellos han ganado al menos un enfrentamiento directo.