La ampliación del poblado de Berdón ciega tres caminos en Trabanca-Badiña

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

La comunidad de montes insiste en la necesidad de que se busque una solución para los habitantes de las chabolas

11 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En Berdón crece un poco de todo. Eucaliptos y maleza. También chabolas, caravanas reconvertidas en viviendas y edificaciones de una y dos plantas. Tal vez precarias, algunas no tanto, pero habitadas, al fin y al cabo. En Berdón crece desde los años 90 un asentamiento levantado por quienes en su día abandonaron el poblado de Guillán y alimentado desde entonces por gentes procedentes de distintos lugares. De Vilanova, por ejemplo, en el momento en el que se desmanteló el barrio conocido por el elocuente nombre de Corea. Aquello generó una queja indignada de la entonces portavoz del gobierno socialista de Vilagarcía, Ángela González, quien comprobó que el Concello vilanovés había facilitado a los desalojados vehículos para su traslado a Trabanca-Badiña, para a continuación retirarles las ruedas y evitar así que regresasen. Ahora, otro efecto llamada despierta el interés de potenciales pobladores que hoy viven en municipios como Ribeira pero estarían pensando en hacer las maletas para buscar un hueco allá arriba, al lado del campo de fútbol, a un paso del monte Xiabre.

Como el alcalde de Vilagarcía, Alberto Varela, y la concejala de Servizos Sociais, Tania García, comprobaron en persona esta semana, el asentamiento de Berdón constituye ya, por sí mismo, un pequeño pueblo, por muy destartalado que parezca. Recogiendo las reivindicaciones de la comunidad de montes de Trabanca, muy preocupada por lo que está sucediendo, Ravella solicitará a la Axencia de Protección da Legalidade Urbanística de la Xunta medidas para atajar la ampliación del poblado. Ayer, fuentes del ente comunal confirmaron que, entre otros problemas asociados a la multiplicación de las chabolas, al menos tres caminos públicos han sido cegados. «É algo gravísimo, porque aos veciños impídenos a normal comunicación e o paso cara a zonas de monte. Son camiños -señala un comunero- tan antigos coma os propios castros que aquí existían».

La presencia de dos yacimientos castrexos otorga a esta zona una protección arqueológica especial. Lo cual, unido al carácter rústico del suelo, impide cualquier legalización de lo que se construya. De ahí que la piqueta penda sobre tres de las chabolas. Los comuneros quieren dejar clara otra cuestión, que también han consensuado con el Concello: «Queremos unha actuación que non sexa discriminatoria, cunha solución para esta xente, que non pode quedar tirada».