El título de pon y quita en el día más raro de la vida de Raquel Meaños

VILAGARCÍA DE AROUSA

OSCAR VíFER

La atleta vivió el sinsabor de ver como le retiraban dos veces el oro nacional del 800. La vilagarciana pasó el domingo de la confirmación de su plaza mundialista por el seleccionador española en el calentamiento, al golpe del epílogo de la final

26 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Medalla de plata en los 800 metros del Campeonato de España al Aire Libre Sub-20 2018. Esta es, desde primera hora de la noche del pasado domingo, la última entrada en el palmarés de Raquel Meaños Asensi. Las cosas son como acabaron siendo, y no como fueron durante parte de los 25 minutos que transcurrieron entre la llegada a la par de la atleta vilagarciana del Valencia Esports y la mediofondista del Atlético Gijonés Lucía Juan Cantón, y la ceremonia de entrega de preseas de la prueba en Murcia. Cerca de media hora que duplicó los habituales 15 minutos entre desenlace y epílogo en una final con un título nacional en juego. Y es que hasta por dos veces la identidad de la campeona de España del 800 Sub-20 cambió de nombre y apellidos, para frustración última de la gran promesa arousana sobre el tartán.

La publicación de la clasificación oficial, que otorgó a Cantón el oro en 2.12.536 relegando a Meaños a la plata en 2.12.539 puso el punto final al «día más raro de mi vida», afirmaba ayer la vilagarciana. Una jornada que arrancaba de maravilla para la discípula del marinense Carlos Landín, que durante el calentamiento de la final vio acercársele al seleccionador nacional Sub-20, Jorge González Amo. «Me comunicó que estaba confirmada para el Mundial» de julio en Finlandia, desvela la atleta, adelantándose a la lista oficial de convocados que hoy debería publicar la Real Federación Española de Atletismo. «Imaginaba que iría», después de ser la única española en alcanzar la mínima exigida por la RFEA, «pero no lo tenía al 100 % seguro. Fue un peso de encima que me quité» señala Meaños.

Tamaña noticia ayudó a tonificar la musculatura de la gallega justo antes de la salida de la final de Murcia, en la que partía como rival a batir, con María Lasa (Tolosa C.F.) y Alejandra López (Racing Valladolid) como alternativas al oro, en tanto únicas atletas capaces de correr este año entre el 2.07 y el 2.08. Pero fue Cantón, con el cuarto mejor registro de salida, un lejano 2.12.08, la que se llevó la palma. «La carrera se me complicó. Al acabar el tramo de calles tras el 100 María Lasa y Cantón se fueron por delante, y yo me quedé cerrada. Tenía a Alejandra López a mi derecha», cuenta Raquel. «A falta de 250 metros me tuve que parar y abrirme, y hacer el cambio. A 40 metros de meta cogí a Cantón, y esprintamos a la par» hasta cruzar juntas la meta. Y a partir de ahí empezó el pon y quita de un título nacional.

«Cuando llegamos a meta el locutor de la organización dijo que había ganado yo. Se esperó a la foto-finish, y más o menos un minuto después, cuando aún estábamos en pista, se volvió a decir que había ganado yo», recuerda Meaños. Pero «cuando me estaba cambiando los tenis en la cámara de llamadas escuché al entrenador de Cantón que ella había sido campeona». En ese punto la vilagarciana se acercó a su entrenador «y le digo que al final había quedado de segunda. Él había acabado contento, porque había sido una buena carrera, que se había complicado». Pero mientras estiraba en espera de la ceremonia de entrega de medallas, «recibí llamadas de mis compañeros de entrenamiento y de varios de sus padres contándome que nos habían dado el título a las dos» dada la extrema igualdad en meta. De vuelta con su entrenador «me llamó otra madre, y me dijo que me habían dado la plata». Un vistazo a la clasificación oficial recién publicada confirmó lo último.

No lo niega Raquel: «Me dio mucha rabia». Y ello «porque es el segundo Campeonato de España al que iba como favorita, y no gano», y porque, teniendo por ello «muchas ganas de ganar este Nacional, llegar a meta, que te digan que has ganado, y que al final te cuenten que no, es duro».

El domingo fue el día de «tener que aguantar la rabia», confiesa Raquel. Ayer, ni 24 horas después del mazazo, emergió en ella el gen del competidor que alía su ambición a la inteligencia. El de una atleta de fino paladar, al que «esta plata me sabe a oro», nos describe, rescatando esos ricos matices en la base de su subcampeonato: «Quedarme encerrada fue fallo mío, no me coloqué bien, y puedes liderar el ránking, y haber una sorpresa, igual que yo la di el año pasado en el Nacional Sub-18». Ahora, concluye, «a disfrutar del Mundial y el Absoluto, y ya tendré el próximo año para ganar».