Santa Rita volvió a congregar a una multitud en el fin de fiesta en Vilagarcía

Mónica Irago

Hay momentos que bien merecen una fotografía o sobreponerse a un dolor de pies. La procesión de Santa Rita, con la que se pone fin a las fiestas de Vilagarcía, es uno de esos acontecimientos que consiguen abarrotar la ciudad de gente. «Me molesta un poco», comenta una señora mientras se hace hueco en Vista Alegre para no perderse el comienzo de la procesión. Habla del calzado, con algo de tacón, que escogió para la ocasión. No muy lejos, una mujer alerta a su hija de que la talla de la santa está a punto de pasar delante de sus ojos para que prepare el teléfono móvil y dispare la fotografía con la que inmortalizar un instante que no volverá a repetirse hasta el próximo año.

Ambas escenas, como tantas otras, seguro que pasaron desapercibidas entre la multitud: si algo hubo ayer en Vilagarcía fue gente en cada esquina. Ver la procesión en primera fila fue un premio para los que se dieron prisa. Velas por lo alto, música y buen ambiente despidieron a unas fiestas que, como siempre, dejan con ganas de más.

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