Alquilar un piso en Vilagarcía cuesta al mes entre 450 y 550 euros

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

Las inmobiliarias consideran que los valores de los arrendamientos no pueden subir más en la capital arousana

19 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La bolsa de pisos en alquiler en Vilagarcía está prácticamente vacía. Lleva así bastante tiempo, dicen las inmobiliarias que operan en la capital arousana. Por eso, están convencidas de que esa oferta reducida a su mínima expresión no se va a traducir, en este caso, en la escalada de precios que la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias auguran para el resto de Galicia. «Alquilar un piso para una familia en Vilagarcía puede andar entre los 450 y los 550 euros mensuales», explica Avelino Barreiro. Y parece que ese es el techo del mercado del alquiler. De la misma opinión son otras inmobiliarias consultadas en la capital arousana, desde donde apuntan que «hay pisos por los que se piden quinientos euros» pero que, bien por su estado, bien por sus dimensiones, no se logran alquilar.

La burbuja del alquiler está servida. Y ha comenzado a generar reacciones. Según explican en las empresas del ramo, cada vez son más los inversores privados que se animan a adquirir pisos de segunda mano a precios bajos, que remodelan para sacarlos al mercado del arrendamiento. Algún caso hay en la capital arousana en el que se ha adquirido hasta un edificio completo con esa intención.

Nuevas promociones

Operaciones como esta última no son, obviamente, habituales. Cuando se vende un edificio completo, en la mayoría de los casos es con el objetivo de derribarlo y construirlo nuevamente. Siempre que no se trate de un inmueble protegido, claro. En ese caso, toca restaurar, y en ese terreno sí que sobran los ejemplos en la capital arousana en los últimos tiempos. Basta mirar la calle Rey Daviña, donde todos los ojos se vuelven hacia el viejo edificio de Bobo, sobre cuya rehabilitación circulan todo tipo de promesas.

La restauración está de moda, parece evidente. ¿Y qué ocurre con la construcción de obra nueva? «Hace mucha falta», dicen desde las inmobiliarias. En Alcom aseguran que el mercado está empezando a moverse, aunque los promotores se mueven ahora con una gran cautela. «Hace unos meses sacamos una promoción muy pequeña, en la zona de Marxión. Eran seis viviendas, y en mes y medio estaban todas vendidas», explican. Creen que pronto volverá a verse actividad de grúas, ladrillo y cemento en la capital arousana.

El verano está a la vuelta de la esquina, y el mercado de los alquileres vacacionales está en pleno apogeo. «Estamos recibiendo muchas llamadas, día sí día también», explican desde las agencias de Vilagarcía. Desde estas oficinas aseguran que no es fácil dar un precio estimativo de cuánto cuesta alquilar una vivienda para pasar un par de semanas junto al mar arousano. «La cifra varía mucho. Depende de si hablamos de un piso o de una casa, de si está más o menos cerca del mar...», explican en las inmobiliarias. Aseguran que hay viviendas de excelente acabado, con piscina, que pueden llegar a alquilarse por 1.700 euros a la semana. «Pero son para un público muy determinado», explican. En O Grove también está en plena ebullición el mercado de los alquileres de verano. En la inmobiliaria Ana Porto, por ejemplo, reconocen que a estas alturas ya no es muy fácil encontrar pisos de alquiler en los lugares más deslumbrantes del veraneo grovense: A Toxa y Pedras Negras. «Para el mes de julio aún tenemos algo, pero la primera quincena de agosto está prácticamente ocupada». Y eso que los alquileres, para esos puntos y en esas fechas, rondan los 2.500 euros. Y no hablamos de chalés, sino de pisos de tres habitaciones. Desde la misma empresa inmobiliaria han detectado que este año las familias que optan por el alquiler vacacional amplían sus estancias. «Este año, por primera vez en mucho tiempo, estamos teniendo muchas reservas para mes completo», argumenta la responsable de esta agencia grovense. El verano parece acercarse, pues, con bastante movimiento inmobiliario. ¿Serán los famosos brotes verdes?