Yago ya puede colgar su toalla en la piscina de Vilagarcía

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

OSCAR VíFER

La pasada semana, el vestuario de hombres estrenó unos percheros a la altura de los más pequeños

01 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Dicen que, para poder entender a un niño, es necesario mirar el mundo con sus ojos. Aunque tal vez sea mejor echar un vistazo alrededor desde su altura. Si lo hiciésemos, seguramente no nos pasarían inadvertidas pequeñas cosas que, para los chavales, pueden suponer un serio problema. Yago, un vilagarciano de 7 años, pasó varios meses teniendo que secarse con una toalla mojada porque en el vestuario de hombres de la piscina municipal de Fontecarmoa no había percheros infantiles. Ya no tendrá que hacerlo más, porque la semana pasada el director de las instalaciones de Serviocio en la capital arousana, Javier Magariños, cumplió la palabra que había empeñado días atrás y colocó unas perchas a la altura adecuada para los usuarios más jóvenes de las duchas masculinas.

Javier asegura que nadie en la piscina se había percatado de que el vestuario de hombres no estaba preparado para los niños que, con siete años cumplidos, deben utilizar ese vestidor. Yago es uno de esos niños: ya antes de alcanzar la edad reglamentaria decidió independizarse en la piscina. Nada más estrenarse en el cambiador de los mayores tropezó con el problema: no tenía dónde dejar sus cosas, todo le quedaba demasiado grande, demasiado alto. Así que, tras sufrir unos meses en silencio, le confesó sus tribulaciones a su madre y juntos buscaron una solución. Yago escribió una carta a mano al director de la piscina pidiendo una solución para su caso, y la pasada semana recibió la respuesta.

Le fue entregada en la recepción del complejo deportivo. Se trataba de una corta misiva firmada por Javier Magariños. «Te agradezco que hayas avisado de la falta del perchero, ya que has ayudado a otros niños con tu solicitud», dice el documento. Yago ya tuvo la ocasión de comprobar el cumplimiento de su deseo. Efectivamente, ya hay percheros para todos en el vestuario masculino.