La falta de una ambulancia médica lastra la atención a los infartados

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

El equipo de Urgencias del hospital advierte de que solo la creación de una base de UVI móvil en O Salnés mejorará la situación

21 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las duras críticas que el jefe de cardiología del CHUS, José Ramón González Juanatey, vertió esta semana hacia la práctica de trasladar a Vigo a los afectados por un infarto de miocardio en O Salnés, han levantado una auténtica polvareda en el Servizo Galego de Saúde (Sergas). Juanatey alerta de que la demora que el viaje a Vigo entraña con respecto al mismo traslado a Santiago constituye un factor de riesgo «sangrante» para los pacientes. Sin quitarle la razón al cardiólogo compostelano, el equipo de Urgencias del Hospital do Salnés advirtió ayer de que la diferencia en los tiempos de trayecto entre Vilagarcía y ambas ciudades es una cuestión importante pero secundaria frente a la clave del problema: la ausencia de una ambulancia medicalizada que preste sus servicios desde la propia comarca. «Solo la consecución de una base de UVI móvil mejorará el servicio que prestamos a nuestra gente», sostiene su coordinador, Tato Vázquez.

Como Juanatey también señaló, el Sergas nunca ha explicado realmente por qué la referencia para los infartos de O Salnés es Vigo y no Santiago. Sin embargo, esa razón existe y para llegar a ella es necesario explicar el proceso a seguir ante un infarto agudo de miocardio. Los pacientes son trasladados en una ambulancia avanzada, dotada de equipamiento de soporte vital, que permite monitorizar al enfermo, realizar un primer electrocardiograma y suministrarle el tratamiento preciso hasta su llegada a la sala de hemodinámica de referencia. Solo existen dos de estas unidades que funcionen las 24 horas en áreas relativamente próximas a la comarca: Vigo y Santiago.

Este tipo de ambulancias reciben la denominación de medicalizadas porque su dotación humana se compone de un médico y un enfermero, ambos con formación en emergencias, además de un conductor especializado y un auxiliar técnico. Solo hay diez en Galicia, además de una undécima que opera desde Sanxenxo, pero únicamente durante un mes y medio en verano.

¿Qué sucede en O Salnés? El infartado es trasladado al área de Urgencias del hospital comarcal, donde es diagnosticado y estabilizado. Los profesionales llaman a la ambulancia médica más próxima, la de Pontevedra, la única que está disponible para el área norte de la provincia, poblada por trescientas mil personas. Si hay suerte y no está ocupado, el vehículo viajará de Pontevedra a Vilagarcía, y de Vilagarcía a Vigo. Obviamente, no se trata del camino más recto. ¿Y si la ambulancia no puede venir? El hospital debe alertar entonces a uno de sus médicos localizados, que puede tardar unos veinte minutos en personarse en Urgencias, para que acompañe al paciente en la UVI con la que el complejo médico de Ande cuenta para los traslados secundarios y no forma parte de la red de transporte de urgencias del 061.

Hace tres años, cuando la CIG desveló que en Galicia se estaban trasvasando pacientes en ruta desde ambulancias básicas a vehículos avanzados en lugares como la gasolinera de Meis, los alcaldes de la comarca encargaron un informe a la Sociedad Española de Medicina de Urgencias, que en Galicia preside, precisamente, Tato Vázquez. La conclusión fue elocuente: la creación de esa base de UVI móvil en O Salnés no solo es recomendable desde el punto de vista médico y asistencial, sino que, además, realizaría un promedio de entre cinco y siete servicios cada día. Pese a ello, el Sergas siempre se ha negado a dar el paso.

¿Pero por qué Vigo y no Santiago? Pura lógica operativa. Si solo hay un vehículo para el norte de la provincia, una de las prioridades de su funcionamiento es que quede liberado cuanto antes para atender otros servicios. No hace falta ser geógrafo para apreciar que Vigo queda mucho más cerca de la base de Pontevedra que Santiago. Si O Salnés dispusiese de una ambulancia médica podría escoger la mejor opción. Pero no es así. Por lo demás, Juanatey lleva razón. Un traslado de Vilagarcía al CHUS requiere entre 33 y 35 minutos. El viaje al Álvaro Cunqueiro de Vigo exige diez minutos más. No se trata de cifras caprichosas. Los médicos del servicio lo han cronometrado.

«A Xunta pensa nas calculadoras, non nas persoas»

El portavoz de Sanidade del PSOE en el Parlamento de Galicia, el vilagarciano Julio Torrado, mostró ayer su alarma ante la posibilidad «de que a Xunta estea poñendo en risco aos pacientes do Salnés con infarto». Torrado tiró contra la fusión de áreas sanitarias, «que está pensada para as calculadoras, pero non para as persoas» y reivindicó la propuesta socialistas de impulsar un catálogo de servicios sanitarios básicos.

Un protocolo para cateterismos de emergencia que lleva seis años en algún cajón

Las palabras de Juanatey han situado el foco sobre la atención a los infartos agudos de miocardio en O Salnés. Pero existen otros ámbitos asistenciales que, aunque relacionados, no forman parte del mismo programa y también requieren un proceso ágil y claro. Sin salir del territorio de la comarca existe un ejemplo sobresaliente: la actuación ante aquellos pacientes que necesitan un cateterismo de emergencia.

Como en el caso del tratamiento del ictus, cuyo modelo ha sido copiado e implantado en toda Galicia, también el equipo de Urgencias del Hospital do Salnés ha desarrollado un trabajo pionero en este campo. Se trata de la elaboración de un protocolo que toma Vigo como referencia. Aunque parezca extraño, nadie lo ha puesto en marcha pese a que hace seis años que el documento está listo y a disposición de los responsables de la gestión sanitaria en la ciudad olívica.