Las emocionantes lecciones de Mulán y Nicoletta

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

Acompañada por estos dos perros, Andrea enseña a los chavales a conocer y reconocer sus sentimientos

14 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Son nuestros mejores amigos. Los perros nos protegen, nos hacen compañía y hasta nos enseñan cosas. A veces, nos ayudan incluso a conocernos mejor. En eso son auténticos expertos Mulán y Nicoletta, dos labradores que se han convertido en profesores de emociones para un puñado de niños de Vilagarcía. Los canes forman parte de la gran familia de la Asociación Bocalán Galicia, una entidad que lleva años entrenando perros y otros animales para convertirlos en maestros capaces de sacar lo mejor del ser humano.

A través de Bocalán Galicia, la educación emocional con perros se ha colado en la lista de actividades extraescolares ofrecida a los alumnos del colegio de O Piñeiriño. Al principio, hubo quien identificó esta propuesta como una actividad dirigida a niños con diversidad funcional. «Es algo muy habitual cuando le cuento a alguien en qué consiste nuestro trabajo», relata Andrea Rivas, una de las psicólogas de Bocalán. Pero «la educación emocional es algo muy importante y muy necesario, independientemente de las circunstancias de cada persona». Porque, al fin y al cabo, «las emociones forman parte de nosotros y es bueno para cualquier persona aprender a reconocerlas y gestionarlas». Afortunadamente, dice Rivas, «cada vez más padres son conscientes de la importancia de este tipo de enseñanza para sus hijos».

Así que, lunes y miércoles, es frecuente ver trotar felices a un grupo de niños que se dirige al colegio de O Piñeiriño. Para muchos, las clases con Mulán y Nicoletta son las más divertidas de la semana. Los juegos en los que los cachorros humanos se mezclan con los dos serenos labradores permiten a los primeros mejorar sus habilidades comunicativas, asumir responsabilidades y desarrollar ese bien tan preciado -y tan escaso- que es la empatía. Aprender a gestionar las emociones, entender los límites de uno mismo y de los demás, formular sus opiniones de forma constructiva y saber cómo resolver un conflicto son algunos de los efectos secundarios de los juegos con Mulán y Nicoletta.

Porque, para los niños, las clases no son más que una sucesión feliz de juegos compartidos con sus profesores de cuatro patas. Cuando se les pregunta que han hecho en clase, la respuesta siempre empieza igual: «Hoy jugamos a...». Pongan a continuación lo que quieran. A veces, Mulán y Nicoletta, tienen un papel activo en el juego. Otras, parecen quedarse un poco al margen. Pero eso forma parte de la lección, porque no todos podemos hacer todo, o al menos de la misma manera. «Todos somos diferentes y todos tenemos potencialidades. Pero cada persona y cada animal tiene un cerebro diferente, y eso nos brinda la gran oportunidad de aprender cosas nuevas de todo aquel que pasa por nuestras vidas», argumenta Andrea. Reconoce que en sus clases se trabaja mucho el concepto de la diversidad. «Nos parece importante que los niños aprendan a relacionarse con otros niños que no están en sus mismas circunstancias, que les comprendan y que puedan ayudarles a sentirse mejor». Para ello, en las clases «intentamos que conozcan como ven el mundo otras personas, por ejemplo una con un trastorno del espectro autista, con un TDAH, y que comprendan cómo pueden colaborar con gente en una situación diferente». Ese es el primer paso para conseguir el objetivo maestro que guía los pasos de Bocalán, conseguir una sociedad «con inclusión, no solo con integración, de personas con diversidad funcional». Lograrlo «es una necesidad y todos somos responsables de contribuir para que sea posible».

Un arca de Noé muy especial

Más allá de las actividades en colegios, Bocalán Galicia se dedica a las intervenciones asistidas con animales que han sido específicamente entrenados para ello. Los voluntarios son perros, caballos, un burro, una cerdita, un conejo, una cobaya y gatos. Además, la asociación se dedica a educar canes de asistencia que contribuyen a mejorar la calidad de vida de personas con diversidad funcional. Probablemente estos sean los animales más maravillosos del mundo.

A través del juego, los niños

reconocen sus límites y también los de los demás

En las sesiones se aprende que «cada persona y cada animal tiene un cerebro diferente»