Llega el momento de atarse el cinturón negro

m. santaló VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

Joao Paulo Alves, vilagarciano de adopción, será la primera persona instruida solo en Galicia en alcanzar esta categoría

20 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Comienza la cuenta atrás. Falta tan solo una semana para llegar a una de las fechas más importantes en la carrera de un apasionado del jiu-jitsu brasileño. Joao Paulo Alves se convertirá el próximo sábado en el primer cinturón negro formado íntegramente en Galicia. Esto es, siete años de formación como instructor que le permitirán ahora convertirse en profesor. Joao echa la vista atrás, al año 2009. «Para convertirse en profesor hay que formar antes a otros líderes», explica. Una misión en la que empezó a invertir sus esfuerzos cuando llegó a Galicia desde Brasil, pero ya llevaba tres años descubriendo los misterios de este deporte en su tierra.

Una pasión compartida

Aunque la gran cita que le espera a Joao está vinculada con sus entrenamientos de jiu-jitsu, fue otra arte marcial la que le hizo cruzar el Atlántico para probar suerte. «Tenía una propuesta en Lisboa para dar clases de capoeira», explica. Desde allí le invitaron a conocer Santiago y decidió no marcharse. «Me enamoré de Galicia», afirma. Rechazó la propuesta en Portugal y empezó un nuevo camino, que intentó vincular a sus dos pasiones. Ejerció diferentes profesiones, hasta que logró vivir de lo que más le gusta: «Cuando algún alumno tiene una competición y tengo que trabajar un domingo no lo veo como un lamento», ríe. Habla del jiu-jitsu y de la capoeira, una disciplina que domina a la perfección: comenzó en 1993. En abril, para ser exactos. Ha pasado mucho tiempo, pero las fechas importantes no se olvidan.

Joao vivió dos años en Santiago, para después mudarse a Vilagarcía. Recorrió varios gimnasios, hasta que decidió abrir su propio centro de entrenamiento. Todo un sueño cumplido. «Me animé porque el número de alumnos comenzó a crecer significativamente. Nunca pensé que tendría mi gimnasio propio», señala. Comenzó alquilando la planta baja de Arousa Padel, para abrir su propio espacio hace ahora un año: Dojo Berserkers, que cuenta ya con más de setenta alumnos matriculados en capoeira y 36 en jiu-jitsu brasileño. El matiz de brasileño es importante. «Es un arte originaria de Japón, pero con una adaptación brasileña, pensada para otro tipo de constitución física», explica. Se prioriza la técnica, y la fuerza pasa para un segundo plano.

La visita del maestro

La técnica la aprendió de Mácio Della Motta, su maestro, quien supervisa todos sus movimientos desde Brasil. «Gracias a las nuevas tecnologías es más fácil», explica Joao. Este seguimiento durante la etapa de instructor es fundamental. Tanto, que su maestro viaja a Vilagarcía una vez al año para comprobar sus avances y participar en la ceremonia de graduación de los alumnos de su pupilo. La de este año será especial: entregará a Joao el cinturón que le convierte en profesor. «Está participando en el campeonato europeo de Lisboa y el jueves viaja hasta aquí», explica.

La cita del sábado contará con una clase especial de Mácio Della Motta, a la que pueden acudir alumnos de diferentes escuelas de Galicia. Luego, tendrá lugar la entrega de certificados. Lo que no habrá es ceremonia. Ni latigazos. Prueba de que las tradiciones pueden adaptarse: «A mí maestro no le gusta la parte del acto en la que se recibe a los nuevos graduados dándole con los cinturones», explica Joao, que verá como uno de sus alumnos se convierte en instructor.

Tras alcanzar el negro, ¿le queda mucho camino por recorrer dentro del jiu-jitsu?. «Incluso me jubilaré antes», ríe. Existen cinco grados de cinturón negro y para avanzar de uno a otro hacen falta cinco años de entrenamiento. «Después todavía está el cinturón coral y, ya por último, el rojo». El aprendizaje es constante. Ahora que llega a un momento de inflexión, le queda otra asignatura pendiente: participar en el campeonato europeo. «Este es el primer año que estaba físicamente preparado, pero era incompatible con las clases», señala el ganador del campeonato de Castilla y León 2016, su última competición. El gusanillo pica, pero sabe que hay que ir paso a paso.