El sueño cumplido del señor de los libros

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

Los hijos de uno de los fundadores de Follas Novas han abierto en Vilagarcía la librería que su padre proyectó

05 ene 2018 . Actualizado a las 07:37 h.

El 13 de diciembre de 1971 abría sus puertas en Santiago Follas Novas. Probablemente, aquel día nadie se imaginaba la cantidad de historias que se iban a escribir en aquella tienda de libros. Historias cuajadas de estudiantes pasando hojas, de catedráticos recogiendo sus encargos, de lectores ávidos rebuscando en las estanterías... Follas Novas se ha convertido en un clásico del comercio gallego, igual que Follas Novas, el poemario que le dio nombre, lo es de nuestra literatura. En Vilagarcía acaba de abrir sus puertas una librería unida por un firme cordón umbilical con la de Compostela. Lleva su nombre y lleva, también, su sangre, ya que sus promotores son los hijos de Manuel Silva, uno de los hermanos que en la década de los setenta puso en marcha el negocio.

La familia de Manuel era de Silleda, pero acabó viéndose arrastrada hacia la costa. Aquí, Manuel construyó su vida: se casó con una mujer de Baión y tuvo tres hijos. Gustavo, Beatriz y Pedro. Nunca le tuvo miedo ni al trabajo, ni a los riesgos bien calculados. Así que trabajó y trabajó y trabajó, y puso en marcha una granja de gallinas que surtía de huevos a buena parte de la comarca de O Salnés. El negocio no le fue mal. Y cuando a principios de los setenta uno de sus hermanos le propuso abrir una librería en Santiago de Compostela, decidió dar el salto. Y, «aínda que el non sabía moito de libros, seguiu traballando moito». Habla Beatriz, su hija, que ha tomado las riendas de la tienda de Vilagarcía. Su hermano Gonzalo lleva las de Santiago.

«Levabamos moito tempo pensando en abrir», nos cuenta esta mujer, bien enraizada a esta orilla de la ría. De hecho, la idea de poner en marcha en la capital arousana este negocio fue de su padre. Él murió hace hoy, justamente, un año -su mujer se había ido tiempo atrás, también un 5 de enero-. «As veces viña ata aquí a mirar o local. Porque este local escolleuno el, deulle o seu visto bo», asegura su hija, que no oculta la devoción por su progenitor.

Un nuevo impulso

Con la muerte de Manuel, su viejo proyecto podría haberse desvanecido, como se desvanecen otras tantas promesas. Pero no es este el caso. Sus hijos no solo no metieron la encomienda paterna en un cajón, sino que le insuflaron nuevo ritmo. Estaba previsto que Follas Novas Arousa abriese después de Navidad. Pero a última hora, recordando que se iba a cumplir un año de la muerte de su padre, decidieron dar el empujón final a la tienda y ponerla en marcha antes de tiempo. Así podrían llegar al 5 de enero con el local abierto y lleno de gente, como a Manuel le hubiese gustado verlo. Han logrado ese objetivo. Mientras los primeros clientes deambulan entre las estanterías, disfrutando de un horizonte repleto de libros -algunos libros sencillos que soportan el peso de grandes historias; otros libros hermosos, tan hermosos que parecen joyas-, Beatriz y sus compañeras imaginan cómo será el futuro y piensan en todos los volúmenes que aún están por llegar. En todos los autores que vendrán, acompañados por sus personajes, a presentar sus obras. En todos los lectores que, por fuerza de la costumbre, acabarán siendo como de la familia.

«Este é un negocio vivo», dice Beatriz. Así que Follas Novas ya alumbrada, irá creciendo, amoldándose a los gustos de los compradores -cuando abrió «tiñamos moi pouco cómic e agora xa temos máis porque vemos que a xente o pide»-, tomando la forma de la ciudad, de la comarca. Como Manuel hubiese querido.