La mala señalización de las obras hace de Rosalía de Castro una gran yincana

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

Las complicaciones se incrementan de noche porque las vallas y pivotes colocados en la calzada están muy poco iluminados

19 dic 2017 . Actualizado a las 11:33 h.

Es una de las calles por la que transitan más vehículos en Vilagarcía. Una de las principales vías de entrada y salida a la ciudad y, estos días, una auténtica yincana. Una peligrosa yincana. La avenida Rosalía de Castro está plagada de vallas y pivotes que se suceden a los lados de la calzada y que no destacan, precisamente, por su buena señalización ni por parecer seguros.

El Concello contrató los trabajos para resolver la deficiencia que se había originado cuando la Xunta asfaltó el vial. El problema es que las tapas de las alcantarillas no se colocaron a nivel y esa tarea es en la que los operarios llevan ocupados unos días y todavía estarán algunos más, según explican fuentes municipales.

La colocación de las vallas y los pivotes han hecho de la avenida una especie de scalextric porque las obras se adentran en la calzada. Sucede que la señalización no parece la más adecuada. Apenas unas señales de precaución antes de que las vallas irrumpan en la carretera. Los obreros trabajan con sus martillos neumáticos mientras los coches pasan a pocos centímetros a su lado con los conductores intentando evitar a los trabajadores y a los coches que circulan por el otro sentido. Una situación que se convierte en más crítica cuando es un autobús quien está implicado en la maniobra. A pesar de que el tramo de obras se extiende durante unos trescientos metros no hay nadie regulando el tráfico, que se complica sobremanera en las horas punta.

Mala visibilidad nocturna

Todo se complica mucho más de noche, porque no todas las vallas, que ayer eran media docena separadas una de la siguiente por unas decenas de metros, cuentan con la iluminación necesaria para advertir a los conductores de su presencia.

De todas las que están colocadas solamente una tenía colgada en las últimas noches un aparato reflectante que permite que los conductores puedan advertir su presencia con la debida antelación para evitar maniobras bruscas.

Así las cosas, los frenazos y las maniobras peligrosas se suceden durante toda la jornada y se incrementan durante la noche convirtiendo la avenida Rosalía de Castro en un pequeño circuito de obstáculos, en una situación que se prolongará durante unos días más y que, afortunadamente, no ha provocado más que algún susto y la lógica incomodidad para los vecinos que viven en la zona.