El 85 % del agua potable llega a los grifos de Vilagarcía sin sufrir fugas

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

Las pérdidas en la red y el consumo en emergencias y limpieza suponen el otro 15 %

10 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los rigores que impone la sequía están suscitando en Galicia una serie de debates que en tiempos no muy lejanos se dirían impensables. Qué hacer para almacenar debidamente y aprovechar el agua de lluvia. Cómo racionalizar el consumo público y privado. Qué son las aguas grises y cómo utilizarlas. Cómo atajar las fugas de las redes de abastecimiento para evitar pérdidas sangrantes. Acabamos de conocer que Vilagarcía ha conseguido reducir, desde el verano, su consumo de agua potable. Y que lo ha hecho en las peores condiciones, en plena ausencia de lluvias y en la temporada del año en la que la población se multiplica a raíz del efecto vacacional. «O factor fundamental -explica el concejal de Medio Ambiente, el socialista Lino Mouriño- é precisamente o bo comportamento da xente neste senso; nós dende o Concello podemos facer xestos, como pechar as fontes ou reducir os baldeos, pero obviamente non servirían de nada se os veciños non tomasen medidas».

La capital arousana cuenta, en esta materia, con una ventaja: en contra de lo que pudiera parecer, a la vista de las roturas que periódicamente se producen en ella, la red de abastecimiento muestra, en general, una resistencia bastante aceptable. La empresa concesionaria del servicio, Espina y Delfín, llevó a cabo a comienzos de este año una auditoría para comprobar hasta qué punto se producen pérdidas en la conducción del agua desde la potabilizadora hasta sus puntos de destino, los grifos de la ciudad. El resultado indica que entre el 82 y el 85 % del agua potable que se impulsa al sistema llega a sus destinatarios finales sin sufrir pérdidas por el camino.

Dentro de sus estándares de calidad, Espina y Delfín considera que el rendimiento mínimo que debe mostrar un sistema de abastecimiento, es decir, ese volumen de agua que efectivamente alcanza su destino, es de un 70 %. Vilagarcía, por lo tanto, supera sobradamente la prueba. ¿Qué sucede con ese porcentaje del 15 al 18 % que no acaba en los grifos? «Esa porcentaxe é a que responde, precisamente, ás fugas, pero tamén á auga que se emprega nos bocas de rego para a limpeza e o baldeo das rúas ou para as emerxencias», indica Mouriño. Por ello, no es fácil concretar qué fracción corresponde exactamente a las fugas. Pero, en cualquier caso, no es un factor que, con los datos en la mano, parezca preocupante.

El problema de las averías

Eso no quiere decir que la red no precise de mejoras constantes. Parte de las conducciones son bastante antiguas. Construidas con fibrocemento, no es extraño que los picos de presión las rompan, provocando averías como las que padecen la avenida de Cambados o el barrio de Os Duráns, por el que discurre una de las principales vías de abastecimiento. Ravella aprovecha las reformas urbanas para sustituirlas.

Sin noticia de los dos millones de euros necesarios para ampliar la depuradora

Si el abastecimiento de agua potable es la cara, la depuración de las aguas residuales es la cruz. La depuradora de Vilagarcía, construida en los años 80, en tiempos del socialista Javier Gago al frente de la delegación provincial de la Consellería de Política Territorial, está sobrepasada desde hace largo tiempo. La última intervención de cierto calado fue ejecutada por la empresa concesionaria, Espina y Delfín, hace ya diez años. Fueron 307.000 euros que se emplearon en la instalación de un desarenador automático y de agitadores que impidiesen la acumulación de sedimentos en los bombeos, mezcladoras, dosificadoras, impulsores de materia grasa y una nueva línea eléctrica de media tensión. Por aquel entonces, otro socialista, el exconselleiro de Medio Ambiente, Pachi Vázquez, anunciaba una ampliación que, sin embargo, nunca llegó a ejecutarse.

Tras el regreso del PP a los mandos de la Xunta, Agustín Hernández, exconselleiro del ramo, prometía en el 2013 una inversión de once millones de euros para la erradicación de vertidos a la ría que, en buena lógica, debería incluir a la depuradora. Palabras que se llevó el viento.

La última avería que trascendió se desató en Ferrazo el año pasado. Si desde entonces no se han producido novedades es porque, sencillamente, no ha llovido, ya que es el incremento de caudal derivado de las precipitaciones lo que provoca que las instalaciones se vean desbordadas. El cálculo sobre lo que costaría la ampliación apunta a unos dos millones. La Xunta solo ha consignado 200.000 euros en sus Orzamentos para el año que viene.