Dos sujetos propinan una brutal paliza a un hombre que los vio robando en un local de Vilagarcía

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

Los agresores son los acompañantes de la mujer que escupió y golpeó en Rey Daviña a una dependienta

25 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Son tres. Dos hombres y una mujer. Frecuentan desde hace días Alcalde Rey Daviña y, aunque parezca un tópico sacado de una película de trompazos, están sembrando el pánico a su paso. Ayer, los dos individuos propinaron una paliza brutal a un hombre al que sorprendieron en plena calle. Tras insultarlo, a la voz de traidor, comenzaron a golpearlo sin ningún tipo de miramientos para, a continuación, escapar a la carrera junto a su compañera. Poco después, la ambulancia trasladaba a su víctima al Hospital do Salnés mientras las policías local y nacional tomaban declaración a los testigos de la gresca.

La agresión tuvo lugar hacia las seis y media de la tarde, en Rey Daviña. La víctima, que paseaba por la calle, se disponía a saludar a un amigo cuando los dos tipos, que se habían emboscado en el lateral de un escaparate, se abalanzaron sobre él. El hombre trató de buscar refugio en el interior de un bar. Pero, pese a que llegó a entrar en el establecimiento, no consiguió zafarse de sus perseguidores, que montaron un tremendo jaleo de botellas rotas, copas por los aires y mesas al suelo. Tras arrastrar a su víctima al exterior de la cafetería, le dieron con todo.

Quienes contemplaban incrédulos la escena hablan de puñetazos, patadas, golpes con un palo y hasta una botella, que uno de los violentos individuos le rompió en la cabeza al hombre, que quedó tendido en el suelo y sangrando con profusión. Como mínimo, la nariz fracturada y un ojo machacado, aunque no llegó a perder la consciencia.

Consumada la paliza, entre quienes la observaron se fue construyendo un relato sobre lo que probablemente condujo a semejante agresión. Al parecer, la víctima y sus atacantes habían coincidido poco antes en un establecimiento comercial de los muchos que abren sus puertas en Rey Daviña. El hombre podría haber advertido cómo el trío intentaba sustraer algún tipo de artículo, poniéndolo en conocimiento de los responsables del comercio. Frustrado el hurto, sus protagonistas decidieron esperar en la calle a quien había dado la voz de alarma para ajustarle las cuentas. De ahí los gritos de «chivato» que proferían.

Uno de los testigos que presenciaron cómo la mujer escapaba asegura que se trata de la misma que el jueves golpeó y escupió a la dependienta de una tienda, enclavada también en Rey Daviña. La empleada le había exigido el pago de un pantalón que acababa de sustraer y de un chaquetón que se rompió en el forcejeo.