La plaza de abastos de Vilagarcía abre su nave central y la segunda planta

Bea Costa
bea costa VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

OSCAR VíFER

En los nuevos espacios se distribuyen puestos de verdura, carne, congelados, pan y la cafetería

12 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La plaza de abastos de Vilagarcía abrió ayer al público un nuevo espacio situado en la nave central, entre los mercados del pescado y la verdura. El espacio se distribuye en dos alturas. En la planta baja se habilitaron dieciséis puestos; ocho en los laterales, en los que se ubican carnicerías, un negocio de congelados y algún puesto de verdura, y otros ocho distribuidos en la parte central, consistentes en mostradores destinados a las vendedoras de verduras. Junto a las coles y hortalizas hay un puesto de pan.

Ayer fue el primer día y, como suele ocurrir en estos casos, no todo estaba a punto. En un puesto todavía no se ha instalado el fregadero y algunos vendedores echaban de menos algún tipo de cartelería para informar a los clientes sobre el traslado. Hasta el día anterior, estaban alojados a unos metros de allí, en un espacio que fue preparado para ellos, de forma provisional, mientras se ejecutaron las obras. Ayer, por fin, pudieron ocupar la que será su ubicación definitiva.

El día del estreno fue flojo en ventas porque muchos compradores no sabían que Celina y las demás vendedoras de judías y pimientos se habían cambiado de lugar. «A xente está acostumada a ir sempre ao mesmo sitio e agora non te atopa», se lamentaba ayer esta veterana vendedora de Caleiro. Celina tampoco está conforme con que los puestos de la verdura estén repartidos en tres sitios en el mismo recinto. «Era mellor estar todos xuntos», indica.

Hay otros motivos de queja sobre cuestiones estructurales. Alguna vendedora apunta que el nuevo piso, de cemento, no es el más adecuado porque con la humedad puede resultar resbaladizo y en una de las paredes ya empieza a desprenderse la pintura pese a que lo reciente de las obras.

Por lo demás, hay consenso en que con este nuevo espacio se ha mejorado en cuestiones de imagen, salubridad y comodidad. Unas rampas facilitan el acceso a personas con movilidad reducida y el uso de carritos y carros de bebé y un ascensor comunica con la planta superior, que también ayer se abrió al público por primera vez. Lo hizo con el café-bar Lita y con un puesto de asado de pollos. El primer negocio se instaló para quedarse; el segundo lo hace de forma provisional, hasta diciembre, mientras duren las obras que se van a acometer en el nivel inferior. Entre la nave central y el mercado de la verdura se va a abrir una suerte de corredor, obras que obligan a demoler parte de los soportales exteriores, lo que obliga a realojar a tres tiendas.

Ayer no faltaron curiosos que subieron las escaleras para echar un vistazo desde lo más alto. A Lita solo le dio tiempo a colocar un par de mesas pero su intención es poner bastantes más, a modo de terraza, y aprovechar así las posibilidades que ofrece la segunda planta, la más diáfana. A priori, las sensaciones son buenas pero «hai que darlle tempo», apuntaba ayer esta empresaria, que lleva al frente del negocio ocho años. En su opinión, el nuevo emplazamiento es un gran atractivo, sobre todo, para los turistas que, especialmente en verano, incluyen la plaza de abastos en su recorrido turístico por la ciudad. Acuden a curiosear a los puestos del pescado y el marisco, y más de uno compra unas nécoras y unas cigalas que la propia Lita le cocina en el momento.

Segunda fase

La nave central que ayer abrió al público corresponde a la segunda fase de las obras de la plaza de abastos, que resultaron especialmente complejas debido a los reparos que puso la dirección xeral de Patrimonio para llevarlas a buen puerto. El Concello de Vilagarcía tuvo que recurrir y en abril del 2016, la secretaría xeral de Cultura adoptó la resolución que permitió continuar con los trabajos. El resultado está a la vista desde ayer.

La siguiente y última fase empezará a ejecutarse esta misma semana. Entre tanto se ejecutan los trabajos, los usuarios que quieran trasladarse desde el mercado de la verdura a las carnicerías o a la cafetería deberán salir al exterior y dar un pequeño rodeo.

745.704 €

Entre el Concello y la Xunta

Las arcas municipales aportaron 505.704 euros la administración autonómica, 240.000.