La sequía se deja notar en el cauce del río de O Con y seca Fontefría

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

OSCAR VíFER

El embalse de Castroagudín alcanza una ocupación mínima a la espera de lluvias

15 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Dicen las predicciones de MeteoGalicia que la que viene será una semana de lluvias. El domingo por la noche empezaremos a notar, en este rincón de las Rías Baixas, la proximidad de Ophelia, esa tormenta tropical en la que hemos cifrado nuestras esperanzas de recuperar el carácter atlántico de nuestro país. Y es que la sequía se ha convertido, quién lo iba a decir, en una preocupación para los gallegos. No es de extrañar: este otoño está dejando imágenes difíciles de digerir para los habitantes de un país en el que hay más de un centenar de palabras para nombrar a la lluvia. Valga como ejemplo la estampa de Fontefría, el entorno en el que nace O Con. Los manantiales están bajo mínimos, tanto es así que del caño de la fuente situada en el área recreativa está seco: no sale ni una gota de agua.

Pudieron comprobarlo, el viernes, Óscar y Quico, dos vecinos de Caldas aficionados a recorrer en bicicleta el monte Xiabre. Llegaban a Fontefría confiados en poder beber un poco de agua fresca. «Va a ser que no», dijo uno de ellos al echar el pie a tierra. Es la primera vez que se encuentran la fuente seca. «Hace un mes, o algo así, echaba ya muy poca cosa, pero no estaba seca», relatan antes de volver a subirse a sus bicis para seguir camino.

Los comuneros de Cea reconocen que esta es una situación excepcional. Muchos de ellos no recuerdan haber visto nunca el manantial en tan precarias condiciones, la fuente sin gota de agua. La imagen, dicen, da la medida de la sequía que tenemos encima, y que ha llevado a casi todos los municipios de la zona a tomar medidas de control del consumo de agua. En el centro de la capital arousana -y también en los cascos urbanos del resto de la comarca-, las fuentes están vacías, los jardines, resecos porque el riego se ha convertido en un lujo, y hasta se mira cada gota que se destina al baldeo de las calles.

No es de extrañar tanta preocupación, aunque los problemas de suministro parezcan de momento conjurados. Porque un paseo por las orillas de un río como O Con, un cauce pequeño que pilota una cuenca también pequeña, permite vislumbrar el problema que se esconde monte arriba, en unos manantiales que parecen agotarse.

«Estamos rezando para que venga ‘‘Ophelia’’ y nos traiga algo de lluvia»

En el municipio de Meis, muchas casas reciben el agua a través de traídas privadas que canalizan hasta ellas el agua de los manantiales del Castrove. Es el caso de un grupo de viviendas de San Tomé de Nogueira y de otras de Armenteira, que se han encontrado de repente con que, desde el monte, no baja agua. Algunos vecinos pudieron sortear ese problema tirando de otros pozos de su propiedad. Pero no todo el mundo tiene esa solución al alcance de la mano, así que el Concello de Meis ha tenido que rellenar, ya en dos ocasiones, los depósitos de agua de varias familias para garantizarles el suministro. Así que, a estas alturas, en San Tomé de Nogueira, son muchos los que han puesto una vela a Ophelia, la tormenta tropical, para que traiga una buena carga de lluvia hasta esta Galicia reseca, esta Galicia sufridora que se quema en pleno otoño. «Estamos rezando, estamos», dicen los vecinos, que el miércoles recibieron de nuevo la visita de los camiones cisterna que les han llenado los depósitos domésticos. En aquella ocasión, el alcalde de la localidad, José Luis Pérez Estévez, se dirigió a ellos para pedirles tranquilidad, puesto que el Concello está dispuesto a seguir suministrándoles agua, pero para solicitarles, también, que sean muy escrupulosos en el uso que puedan hacer de ella. Está claro que en algunos puntos de este municipio, rural y verde, el agua se ha convertido en un lujo que hay que saber administrar. Ni se lavan coches, ni se riegan jardines. Y el agua, de la fuente. «Mientras eche algo, porque ahora para llenar una botella estás media hora».