Sobre las dos de la tarde de ayer, con un sol de justicia y un calor considerable, caminaban por la carretera PO-531, el transitado vial que lleva de Pontevedra a Vilagarcía, un hombre y una mujer con sus macutos. Estaban, concretamente, en San Caetano, en la cercanía de la rotonda de Alba. Tenían toda la pinta de peregrinos pese a que por ahí no va el Camino. Y, efectivamente, lo eran. Al preguntarles qué hacían allí, si en realidad tendrían que haber cogido hacia O Castrado para llegar a Barro sin pisar ningún vial como la PO-531, se quedaban atónitos: «¿De verdad esto no es el Camino? ¿Tenemos que volver?», decía Manuel, de origen nicaragüense pero afincado en Canadá. «No me lo puedo creer», añadía. Mientras Ann le preguntaba, en inglés, qué es lo que estaba pasando. Ninguno de los dos era capaz de explicar su error. Solamente insistían: «¿Pero no podemos ir por aquí a Santiago?».
Contaban Ann y Manuel que empezaron a caminar en Tui. Y que hicieron noche en Pontevedra, que ellos, en un principio, pronunciaban «Santavedra», como señalaba Manuel con simpatía. Retomaron la ruta ayer por la mañana desde la capital pontevedresa y llegaron hasta el puente sobre el río Rons. A partir de ahí, no sabían bien cómo ni en qué momento, se apartaron de las flechas amarillas y terminaron en la PO-531. No iban ni mirando el móvil ni tampoco llegaban mapas que les hiciese de guías. «Pensábamos seguir las flechas, pero está claro que no nos fijamos bien», decía Manuel. Se tomaron con humor dar la vuelta.