Aduanas retiene los peluches que una vilagarciana envió a sus sobrinas

María Hermida
maría hermida VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

cedida

La mujer envió el regalo desde Canarias el pasado 23 de agosto

26 sep 2017 . Actualizado a las 12:31 h.

Lo saben todos los niños. E incluso algunos padres. Bob Esponja y Patricio, aunque muy traviesos, vagonetas, mal hablados e incluso un poco torpes, no son malos... Todo lo contrario, tienen un corazón de oro. Sin embargo, eso que todos los pequeños saben bien, no debe resultar tan claro para Aduanas. ¿Por qué? Por lo que le sucedió a una vilagarciana afincada en Canarias, Dolores García, Loli. Resulta que ella, el día 23 de agosto, como suele hacer, envió desde Vecindario -en la isla de Gran Canaria- con destino a la capital arousana un paquete para sus sobrinas con un buen número de peluches y juguetes; desde Bob Esponja y Patricio a unos Minions fluorescentes, pasando por unas clásicas barriguitas y algún que otro modelito. El caso es que, pasado más de un mes, su paquete no le llegó a las niñas. Su hermana, que era la destinataria, recibió una notificación de Aduanas indicándole que por una cuestión rutinaria había sido retenido para una inspección, que ocurría cada cierto tiempo con algún paquete, y que mandase determinada documentación para que pudiesen remitirle su caja y, de paso, liberar al pobre Bob Esponja y demás rehenes. El caso es que ella mandó los papeles. Pero el paquete sigue desaparecido. Al menos ayer no había llegado todavía. Y Loli, desde Canarias, lo tiene claro: «Nos están tomando el pelo, es vergonzoso», dice.

Para entender la importancia del paquete hay que conocer la historia de Loli. Ella vive en Canarias desde hace unos treinta años. Pero es como si estuviese a diario en Vilagarcía. Gracias a Internet, lee todos los días las noticias de Arousa y se comunica vía WhatsApp a diario con sus familiares. Es más, tan pendiente está de lo que pasa en su tierra que muchas veces, antes de que su familia se levante de cama, ella ya les informa telefónicamente de si llueve o no. Como el día 30 de este mes cumple 5 años una de sus sobrinas, ella, previsora donde las haya, se plantó ya el 23 de agosto en Correos con el paquete para la niña. «¡Pero si falta más de un mes para el cumpleaños, lo mandas muy pronto!», le decían sus familiares desde Vilagarcía. Y Loli aseveraba: «Es mejor ir pronto y asegurarme de que llegue».

Listado y carné

Su cautela no sirvió de mucho. Unos días después de que la caja azul de Correos partiese de Vecindario, a su hermana vilagarciana le llegó la comunicación de Aduanas de que tenía que enviar un listado de lo que le mandaban desde Canarias si quería recibir el paquete. Primero intentó cumplimentar el trámite a través de la web. Pero le fue imposible por lo enrevesado que era todo. Luego envió por Correos el listado que le solicitaban. Paralelamente, tanto Loli como su hermana llamaban a un número de teléfono que les facilitaron para ver cómo iba la cosa. Así, se dieron cuenta de que también les requerían el DNI de la destinataria. Conclusión: tuvieron que abonar el envío de dos cartas urgentes y estar al teléfono en numerosas ocasiones con Aduanas. Aún así, después de todo ello, creían que al fin los peluches llegarían. Pero no, no lo hicieron. Es más, llegó una segunda carta en la que a su hermana le pedía lo mismo: el listado y el DNI. Esa vez ya no lo mandó, porque acababa de hacerlo.

«Yo es que no me explico qué pasa con ese paquete. Llamé a Aduanas y me preguntaron si habíamos mandado el listado, le dije que sí y me dijo que esperásemos», cuenta Loli. Y en esas están. A ella en Correos le dieron un código, un localizador, cuando hizo el envío. Al principio, cuando lo introducía en la web, le ponía que el paquete estaba en trámite. Ahora le dice que está admitido. Pero sigue sin aparecer. El cumpleaños de su sobrina es el sábado. Si Patricio y Bob no llegan, Loli se llevará un disgusto.