Piden nueve años para el gorrilla que apuñaló a su hermano

l. penide / s. gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

Juan Seoane acuchilló a José Ramón en el cuello cuando ambos eran conducidos a Comisaría, tras una discusión en la plaza

26 sep 2017 . Actualizado a las 13:32 h.

Sobre las diez de la mañana del 14 de julio del pasado año, Juan y José Ramón Seoane comenzaron una discusión en el entorno del aparcamiento de la plaza de abastos de Vilagarcía, donde ambos ejercen como gorrillas. En un momento dado, y según mantiene el fiscal, «actuando con desprecio a la vida de su hermano y con el propósito de acabar con la misma», Juan «le asestó una puñalada en la zona del cuello y cara con un cuchillo de aproximadamente diez centímetros».

Como consecuencia de estos hechos, que han sido calificados como un homicidio en grado de tentativa, el fiscal solicita una pena de nueve años de prisión. Asimismo, entiende que debe abonar a la víctima algo más de once mil euros en indemnizaciones -solo diez mil son por las secuelas que esta padece-, mientras que se insta a que se le imponga el abono al Servizo Galego de Saúde de otros 5.100 euros por los gastos generados por la asistencia sanitaria.

Se da la circunstancia de que la agresión se produjo en el interior de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, en O Cavadelo, a la que ambos fueron conducidos a raíz de la disputa que mantenían en el aparcamiento exterior de la plaza.

Los dos hermanos convivían en una casa en el entorno de Vilaxoán. Sus pendencias son bien conocidas por quienes frecuentan el mercado de la capital arousana, donde ambos acostumbran a obtener unas monedas aparcando coches. José Ramón, de 49 años, es el mayor. Las heridas que le infligió Juan, de unos 40 años, estuvieron a punto de costarle la vida. Tras el ataque, fue trasladado de inmediato al Hospital do Salnés, donde un equipo médico evitó que se desangrase a raíz de un corte de diez centímetros que afectó a una arteria. Los gorrillas que compartían con ellos su espacio de trabajo subrayaban, ya entonces, el elevado consumo de pastillas del que hacía gala el agresor. La fiscalía subraya, de hecho, que presenta un síndrome de dependencia por abuso de este tipo de sustancias.