Un viaje al pasado de Vilagarcía que nadie se quiere perder

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

La exposición «Scenes at Arosa Bay. Vidas propias, miradas alleas» triunfa en la sala Rivas Briones

03 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las puertas de la sala Rivas Briones se han convertido en un portal temporal. Quienes las cruzan se encuentran, de repente, en la Vilagarcía de hace cien años. Pueden pasear por sus calles y mirar a los ojos de quienes las habitaban. Pueden saludar a las mujeres que lavaban en el río de O Con; entrar en la sastrería del señor José, O Rianxeiro; saludar a los integrantes de la armada inglesa; o intercambiar gestos de comedida complicidad con quienes paseaban por el muelle de hierro.

Ese viaje en el tiempo se construye sobre la colección de fotos y documentación gráfica de Juan Carlos Porto. Este, en colaboración con el Concello, pergeñó un delicioso recorrido por la Vilagarcía perdida. Y, desde su mismo inicio, esta aventura está siendo todo un éxito. Porque son miles los viajeros que se han sumado a este peculiar recorrido. «Contábamos con que esta exposición fuese un éxito de público, pero está batiendo todas las previsiones», reconoce la concejala de Cultura de Vilagarcía, Sonia Outón.

Es difícil, reconoce la edila, dar el número de cuántas personas han pasado ya por la muestra. En la Rivas Briones no hay ningún sistema de control de visitas, pero la sensación de quienes trabajan allí es que el trasiego de visitantes es constante. Lo fue desde el primer momento. Outón ofrece, además, un dato elocuente: los más de mil catálogos editados para esta ocasión volaron en menos de dos semanas.

La muestra estará abierta hasta el 6 de octubre. Por ella están llamados a pasar rapaces de distintos colegios e institutos de la comarca, que recibirán sin darse cuenta una gran lección de historia y de vida. «Abrimos la muestra en agosto para que la gente que nos visita pudiese conocer cómo era Vilagarcía, pero también queremos que los vilagarcianos la puedan disfrutar y ver cómo era la ciudad», explica Sonia Outón. Cuando salgan de la sala y regresen al futuro, a muchos les costará seguir el rastro de las fotos. Quizás les sorprenda la cercanía del mar, o el perfil de muchos edificios ya desaparecidos.