El negocio de la fiesta se cocina de noche y de día

r.e. VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

16 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Creo que habría que empezar a recuperar la idea de que la Festa da Auga es mañana por la mañana. Que la noche está bien, pero que hay que retirarse, dormir un rato, y luego bajar a la fiesta a mojarse». Quien así hablaba, ayer, era Richar Santamaría, el presidente de Aithuvi. El suyo, La Malquerida, es uno de los muchos negocios que ayer tuvo que abrir hasta más tarde de lo habitual para dar de comer a quienes, de madrugada, celebraban lo que se ha dado en llamar «la noche del agua». En La Malquerida tenían hasta un menú para la ocasión, «comida muy básica, que se puede comer con la mano», pero que sacia el apetito voraz de la madrugada.

No es el único establecimiento que ayer cerró más tarde de lo habitual. Los responsables de la hamburguesería Jardín, uno de los clásicos de Vilagarcía, tenían claro ayer por la mañana que les aguardaban largas horas de trabajo antes de poder irse a la cama. La noche se iba a prolongar más de lo habitual y hoy, a las nueve de la mañana, el negocio volvía a estar en marcha. «Acabaremos muertos, pero vale la pena», señalaba ayer Mari, la responsable de este negocio. Porque tanto la noche previa como el día del Auga son «sin duda, los mejores días del año para nosotros». Tan buenos, tanto, que calculan que «se multiplican por cuatro las previsiones de un fin de semana normal».

También ha pasado la noche al pie del cañón, y ahí seguirá durante la mañana de hoy, Vanesa Feixó, responsable de Bembó. Su tienda, especializada en comida para llevar y en alimentos de todo tipo, ha estado abierta durante toda la noche para suministrar alimentos a quienes notaban que la fiesta les había abierto un agujero en el estómago.

Otros locales, como el bar A Perla, colaboran en saciar el hambre festeira a base de bocadillos y reconstituyentes tapas de callos. Y en empresas de nuevo cuño, como Kyoto, han elaborado «menús especiales» para esta jornada de chaparrón garantizado.

Otro equipaje

Aunque tener la panza llena es fundamental para disfrutar de la fiesta, no es el único factor a tener en cuenta: al Auga hay que venir preparado, armado con todos los artilugios que contribuyan a hacer la gran ducha comunal algo aún más divertido. Así que en las calles de Vilagarcía crecen, como setas, los puestos en los que se venden pistolas, pistolitas y pistolones para disparar a diestro y siniestro el agua bendecida por la celebración. Jacinto lleva varios años colocando con paciencia su mesa cargada de armas para la batalla acuática en las calles de la ciudad. «Mañá [por hoy] é o mellor día, cando máis se vende», reconocía ayer este hombre, que no quiere dar demasiadas pistas sobre su identidad porque la suya no es una actividad regulada. «As pistolas que mellor se venden son as pequenas. A xente sempre vai ao barato», dice. Y de eso, ni la Festa da Auga se libra.