Las nuevas tecnologías, básicas como puente hacia el empleo

Ayer tuvo lugar en Vilagarcía el acto de entrega de diplomas de los cursos que oferta la Xunta por medio de su plataforma CEMIT. En colaboración con la empresa Kaeme, se lleva a cabo un plan de formación digital que cada vez cuenta con más demanda. Durante la sesión, el concejal de Promoción Económica, el socialista Juan Antonio Pérez Callón, comentó la importancia de adquirir conocimientos sobre las nuevas tecnologías, cada vez más relevantes en muchos sectores. El edil destacó su importancia para posicionarse en el mercado laboral y su utilidad para tramitar asuntos administrativos en línea. Además, comentó la necesidad de atender a las novedades del campo tecnológico y actualizarse constantemente en función de sus innovaciones.

Cristina parracho, KAEME

Para todas las edades. Cristina Parracho, de la empresa colaboradora, valora esta iniciativa de una forma «súper positiva». También señala la diversidad de edad entre los alumnos del curso: «Inicialmente estaba programado para personas mayores, pero hay un poco de todo: desde gente joven que quiere mejorar sus habilidades, hasta de más avanzada edad que nunca había manejado ordenadores o aplicaciones móviles». Asimismo, focaliza el objetivo del proyecto en facilitar la búsqueda de empleo: «Hoy día todo está informatizado. Con estos cursos mucha gente puede acceder a un puesto de trabajo que antes tenía más difícil». Pese a las dificultades actuales del ámbito laboral, Parracho confía en que la iniciativa sea «una oportunidad a mayores» para alcanzar la codiciada empleabilidad.

alberto fandiño, docente

Ganas de aprender. Tras impartir numerosas clases, Alberto Fandiño remarca la ilusión que los alumnos depositan en el proyecto: «La gente viene con ganas de aprender y predispuesta a absorber todo lo que les vamos mostrando. No importa la edad que tengan, lo importante es que pierdan el miedo. Al final siempre acaban sacando provecho de las actividades». Sus lecciones se alejan del plano teórico, los alumnos dejan de lado el papel y el boli para tener siempre entre manos un ordenador o dispositivo Android. «Las clases son enteramente prácticas», indica el docente. El profesor también hace alusión al distinto nivel de habilidad que poseen los estudiantes. Sin embargo, resta importancia a este hecho. Comenta que las enseñanzas se acoplan a las capacidades de cada uno. Desde trámites burocráticos en la red hasta aspectos más sencillos como «compartir algo por WhatsApp». Finalmente, se muestra optimista y augura mayor afluencia en próximos cursos: «La evolución de la participación de la gente va in crescendo».

marcos abad, alumno

Rápidas mejorías. Marcos es un alumno que ronda los cincuenta años y que se ha matriculado recientemente. Pese a no llevar muchas clases, ya nota cierta mejoría en su manejo digital: «Antes controlábamos lo mínimo, pero a base de fuchicar vamos mejorando mucho». Además, resalta la utilidad de los ejercicios que practica: «Aprendo a desenvolverme en temas que antes me parecían más complicados, como el correo electrónico».

Aitor sobrino, alumno

Ampliar currículo. Aficionado a la fotografía digital, este veinteañero considera muy interesante el proyecto porque «ahora mismo nada es analógico y todo se hace por medio del ordenador o el teléfono». También resalta su atractivo de cara al ámbito profesional: «Creo que me beneficiará para ampliar el currículo y encontrar trabajo».

Los requisitos profesionales de la actualidad ligados al 2.0 unen a distintas generaciones: los jóvenes procuran potenciar sus aptitudes tecnológicas, mientras que las personas mayores quieren reengancharse a un mundo laboral cada vez más digitalizado.

El fin último del proyecto es mejorar el posicionamiento laboral de sus alumnos

Los cursos resultan estimulantes tanto para jóvenes como para personas de edad más avanzada

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