Y el premio a la rotonda de rotondas de Arousa es para...

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Desde un sufrido vikingo, a la familia mariscadora con un centollo a sus pies; la zona ha hecho de sus glorietas grandes ganchos turísticos

14 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace tiempo que aquellos grandes carteles de Bienvenido a... quedaron obsoletos por estos lares. Cual eucalipto con la flora autóctona de nuestra costa, con el cambio de siglo la desaforada irrupción de la rotonda en el papel de nuevo elemento regulador del tráfico ha colonizado el paraje asfáltico. Pero también el papel de pedestal de bienvenida, cuando no directamente de gancho turístico para muchos ayuntamientos de Galicia, afanados en conseguir imágenes de postal para el recuerdo. Un fenómeno con grandes ejemplos en Arousa, y casos singulares por su formato, historia, o impacto a primera vista. Estos son algunos de ellos.

Quizás ahora con dos series de éxito como Vikingos o El final del camino la práctica mayoría de cuantos foráneos entren por el norte en Catoira concluyan a primera vista que la embarcación de la rotonda que une las carreteras hacia Barbanza, la AP-9 y la nacional a Santiago es un drakkar. Uno de sus ocupantes, no sabemos si su capitán o un simple bárbaro raso, amenaza con su espada unos cientos de metros más adelante. En la glorieta del edificio multiusos. A escasos metros de la estatua de Xelmírez, el vikingo de forja, obra como el drakkar pétreo de los alumnos de las escuelas talleres de comienzos de siglo, ya se las ha visto y tenido con los lugareños. Como cuando amaneció completamente envuelto en papel higiénico cual momia. Toda una afrenta para quien sueña acabar con sus huesos incinerados sobre el mar.

Si el visitante entra por el polo opuesto de la comarca, hallará en O Grove dos casos singulares. El primero, el de las garzas metálicas de la rotonda de Beiramar. Originariamente colocadas en la del aparcamiento de A Lanzada, tuvieron a bien emigrar en su día al ver el humo del calcinado barco de la vecina glorieta del linde con Noalla, y que sus especímenes no dejaban de disminuír por la acción de algún amigo de lo ajeno. Un fenómeno cinegético este último que ha resultado imparable camino a la extinción, aún aplicándole el Concello una base de hormigón a las aves. De 19 ya solo sobreviven 4 a la vista pública. Ya en el interior, en pleno corazón portuario de O Grove, la estatua a la familia mariscadora se ha visto recientemente engalanada con jardinería y un centollo a base de begonias. Un cambio de cara que lejos de lograr su objetivo de frenar el ímpetu de los turistas que se suben a las piedras del monumento para fotografiarse en él, lo ha acentuado.

Siguiendo hacia el norte, la rotonda de Vilariño resulta tan grande como llamativa. Con una fuente de múltiples y grandes chorros, y su iluminación prácticamente inédita desde su inauguración a la par del vial de la vía rápida entre Ribadumia y Cambados. A un cartel ornamental con el motivo de Capital do Albariño de su predecesor, el actual gobierno local le ha añadido un segundo más vistoso si cabe anunciando en la entrada del pueblo la condición de Cambados de Cidade Europea do Viño 2017. El hecho de figurar como uno de los puntos negros del tráfico arousano es la cruz de la moneda de este gancho turístico.

Dos glorietas pugnan por su dimensión estética con la de Vilariño. Ambas, en el acceso a Vilagarcía desde Pontevedra. La primera adornada con Man con Man, escultura de Ramón Conde del 2004 con la que el pueblo vilagarciano homenajeó a los hombres del mar que salvaron la ría del chapapote del Prestige. Y en la siguiente rotonda, la Porta da Luz Salgada, alegoría rubricada por Manolo Chazo. Una y otra obras, integradas en un plan de amueblamiento escultórico de comienzos de un nuevo siglo, el XXI, en el que la glorieta tanto sirve de semáforo, como de pedestal.