El colegio que celebra las diferencias

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Mónica Irago

No hay dos personas iguales, pero todos tenemos los mismos derechos: esa fue la lección de ayer en el CEIP de Vilaxoán

22 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue una pieza teatral tan breve como intensa. Un grupo de niños, pongamos que de unos ocho años de edad, se presentaron ante sus compañeros. Todos vestían vaquero azul y camiseta blanca. Todos llevaban un antifaz del mismo color, todos hacían los mismos gestos taciturnos, y todos repetían que les gustaban las mismas cosas. Otro grupo le robó el protagonismo. Quienes lo formaban salieron a escena corriendo, a saltos. Cada uno vestía como le daba la gana, a unos les gustaba el fútbol y a otros patinar. Y juntos gritaron un «¡vivan las diferencias!» que hizo que al espectador se le erizase el pelo.

Esta representación fue una de las piezas del puzle que ayer construyeron alumnos, profesores y padres del colegio de Vilaxoán. Bajo el título «Nenos que gustan do mundo», la comunidad educativa convirtió la mañana en una fiesta en la que se celebraban las diferencias. Porque no es verdad que todos seamos iguales. «Todos temos os mesmos dereitos, pero todos somos diferentes», dijo la directora del centro en la presentación del acto. ¡Y menos mal!

En el colegio llevan tiempo hablando de esos grandes conceptos de la igualdad de derechos, de la diversidad cultural, de la riqueza de las diferencias. Pero a los niños, a veces, las palabras se les quedan cortas. Por eso han decidido abordar todas esas cuestiones de mil maneras diferentes, siguiendo mil caminos. Todos conducían al festival de ayer, en el que se expusieron las maquetas de los monumentos levantados alrededor del mundo por distintas culturas y que encontraron grandes replicadores en el colegio vilaxoanés. Y en la variedad de platos con sabores lejanos que los chavales y sus invitados tuvieron ocasión de saborear.

Reflexiones y preguntas

Pero antes de llegar a las mesas donde se sirvió la variada merienda, detengámonos en la charla coral ofrecida por alumnos del centro, por profesores, por padres y por vecinos de Vilaxoán que quisieron sumarse a un acto pensado para exaltar las diferencias que, lejos de ser una barrera, deben ser un puente, una fuente de conocimiento y de riqueza. Y es que tomaron la palabra personas de procedencias tan distantes como España y China, Burundi, Costa de Marfil, Venezuela, Colombia, Rumanía...

Esta vuelta al mundo en una mañana estuvo llena de reflexiones y de preguntas. Reflexiones como la de Aldara, alumna del centro, que concluye que pese a todas las diferencias, todos los niños «somos guapos, fermosos e felices». O como la de Luis, que con palabras claras y sencillas explicó que cada familia es un mundo. O de Magali, que pidió a los niños que cerrasen los ojos e imaginasen una persona muy diferente a ellos... Y luego les demostró que esas diferencias no son más que la expresión, variada y colorista, de unos deseos y esperanzas compartidos por todos.

Y todas esas preguntas... ¿Cómo podríamos jugar al fútbol si no hubiese habido alguien que prestase atención al juego que traía la flota inglesa que paraba en Vilagarcía? ¿O hacer artes marciales si alguien no se hubiese interesado por una práctica de países lejanos? ¿O cómo habrían conquistado las mujeres sus derechos si no hubiese habido un grupo de sufragistas que decidió dar la batalla?

Todas esas reflexiones, todas esas preguntas formuladas en voz alta, son la mejor vacuna del mundo contra la intolerancia, el racismo y todas esas plagas que acechan, incansables, a una sociedad baja de defensas. Por eso la medicina preventiva de Vilaxoán deja tan buen sabor de boca.