PP y EU afinan la maquinaria de su renovación en Vilagarcía tras el 25S

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

La referencia para el congreso popular es diciembre, a expensas de lo que ocurra con Fole

09 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando, a finales de mayo, Alfonso Rueda visitaba por primera vez Vilagarcía tras su elección como presidente provincial del Partido Popular en Pontevedra quedaban un par de cuestiones cruciales por dilucidar en la arena electoral: la repetición de los comicios generales, que tendría lugar pocas semanas más tarde, y la inminente convocatoria de las autonómicas en las que Feijoo sometería su liderazgo al juicio de las urnas por tercera vez. Ya entonces Rueda explicaba a los militantes, en la sede de la calle Castelao, su intención de que los congresos de las tres principales agrupaciones conservadoras, Vigo, Pontevedra y la capital arousana, se desarrollasen antes de que acabe este convulso 2016. Ahora que la contundente victoria del PP acaba de despejar la incógnita de la Xunta, el momento de afinar la maquinaria de la renovación parece haber llegado.

Durante las últimas semanas en la ciudad se ha escuchado hablar de un virtual retraso en la convocatoria del que será el noveno congreso local del PP. En ello tendría mucho que ver la hipótesis de unas terceras elecciones generales, precisamente en diciembre. Una posibilidad que, sin embargo, se aleja con la caída de Pedro Sánchez y el estado comatoso en el que ha ingresado el PSOE. Así las cosas, fuentes de la formación conservadora confirmaron ayer que la referencia para la dirección provincial de su partido continúa siendo este último trimestre del año. Al menos para que el cónclave vilagarciano tenga una fecha de desarrollo. No debería haber, por lo tanto, lugar a aplazamientos.

Y eso que el punto clave de este proceso de renovación todavía no tiene respuesta. Se trata, obviamente, del futuro de quien ha dirigido el PP en Vilagarcía a lo largo de los últimos trece años. No es ningún secreto que la dirección del partido vería con buenos ojos un recambio al frente de la agrupación. A menos que la noria de las generales se ponga a rodar de nuevo, las siguientes elecciones que establece el calendario son las municipales del 2019. El aparato popular quiere prepararlas con garantías de dar la pelea por la alcaldía tras el varapalo que supuso la derrota del 2015 ante el socialista Alberto Varela en la primera ocasión en que la gaviota ponía el bastón de mando en juego. Algo que, entre otras cuestiones, pasaría por la apertura de otra etapa bajo un nuevo candidato.

Tomás Fole, sin embargo, no ha aclarado si está dispuesto a hacerse a un lado, o si, por contra, aspira a presentar su candidatura al congreso local para optar, una vez más, a la presidencia. La pugna del 2010 con Javier Puertas pudo haber funcionado entonces como revulsivo para tocar poder, pero en las circunstancias actuales se antoja una perspectiva con un elevado riesgo de desgaste.

Claro que en esto el PP no está solo. En el otro extremo del arco ideológico las cosas tampoco funcionan precisamente dentro de Esquerda Unida, formación que encuentra en Vilagarcía una de sus plazas fuertes en Galicia.

El divorcio del grupo municipal es patente desde hace meses y la tensión en el seno de la agrupación sigue creciendo. En ella conviven dos formas de entender la organización. También dos ideas diferentes del futuro. Entre quienes apuestan por consolidar la alianza hoy denominada En Marea se encuentran el portavoz municipal, Jesús López, y la también concejala María Mosquera. En esta línea trabaja desde los tiempos de AGE Juan Fajardo, cuya etapa de parlamentario concluyó el 25S. El sindicalista Ramón Bueno y el tercer edil, Miguel Alves, son las caras visibles de la otra tendencia, que refuerza la identidad de clase en torno a las siglas de EU. Su enfrentamiento no parece tener vuelta atrás.

La pugna interna en la formación esquerdista tampoco parece tener vuelta atrás