Ravella reclama a Augas de Galicia que limpie el curso de los ríos

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

vítor mejuto

El Concello quiere intentar evitar que se repitan las inundaciones de hace diez años

23 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El curso de los acontecimientos invita a la preocupación: lluvias primaverales, calor en julio, incendios en agosto e inundaciones en noviembre. Ese fue el guion del año 2006, que acabó de mala manera, y así se está cumpliendo, al menos en sus tres cuartas partes, en este año. Para intentar evitar que, en la medida de los posible, se repita el desgraciado último punto no hay mejor cosa que apostar por la prevención.

Hay consenso general en que, al margen de que las precipitaciones fueron muy importantes, buena parte de la culpa de las inundaciones la tuvieron los incendios que se produjeron en verano y el mal estado del curso de los ríos. La imagen de las cenizas discurriendo por el centro de la ciudad cuando las aguas comenzaron a desbordar es algo que todos los afectados tienen bien guardada en su memoria. Por ello, el Concello de Vilagarcía instará a Augas de Galicia a que acometa, a la mayor brevedad, la limpieza de los cursos de todos los ríos y regatos del municipio que necesitan de una actuación urgente.

El escrito que el equipo de gobierno municipal enviará a Augas de Galicia irá acompañado de un dosier de imágenes del estado actual en que el se encuentran los cursos de los ríos. Un estado que invita a actuar de manera urgente y de forma especial en los que discurren por las zonas que ha estado afectadas por la reciente ola de incendios y por sus inmediaciones.

La urgente actuación en los montes

Más allá de lo que suceda con la limpieza de los ríos, la otra clave para intentar evitar que se repitan las inundaciones tiene en las zonas arrasadas por los fuegos el otro foco de atención. El pasado viernes Lino Mouriño, al igual que representantes de los demás concellos que estuvieron afectados por los incendios, se reunió con la conselleira de Medio Ambiente para analizar la situación. En la cita, el edil vilagarciano reclamó que comenzara de manera inminente una actuación preventiva en los montes.

El objetivo es claro: intentar evitar que con la llegada de las lluvias las cenizas y los restos de los incendios sean arrastrados a los lechos de los ríos y colapsen la circulación de las aguas, tal y como sucedió en el 2006. Según apuntan fuentes municipales, desde la consellería se aseguró que se van a realizar labores de repoblación y otras medidas destinadas a intentar impedir el arrastre de la tierra hasta los ríos pero, afirman desde Ravella, el organismo autonómico les advirtió que «a escaseza de fondos tería que limitar as zonas nas que actuar».

La respuesta del organismo autonómico no ha dejado nada satisfecho al gobierno municipal que, aseguran desde Ravella, «fará toda a forza posible para que Vilagarcía sexa blindada na prevención das inundacións». En este sentido, cabe recordar que solo el incendio de hace un par de semanas de Castroagudín, que obligó incluso a desalojar varias casas por el peligro de que fueran pasto de las llamas, superó de largo las doscientas hectáreas de monte afectado. Y cabe recordar también que la amenaza está lejos de haberse disipado porque el pasado fin de semana hubo algún conato de madrugada en la falda del Xiabre.

Una primavera más lluviosa de lo normal dio paso al julio más caluroso desde el 2006

Las sensaciones las refrendan los datos. Todo aquel que salió ayer a la calle pudo constatar en primer persona que los termómetros no dan una tregua en las Rías Baixas. Más bien todo lo contrario. Esas altas temperaturas se han repetido desde que la primera hoja del mes de julio apareció en el calendario y no han dejado de azotar la comarca. Los datos no engañan. El mes de julio fue el más caluroso en O Salnés desde el 2006. Precisamente desde el 2006. Falta constatar con los registros que agosto confirme lo que se respira, que también será un mes de récord.

Si a las altas temperaturas le añadimos una primavera más lluviosa de lo habitual tenemos dos de los ingredientes del cóctel perfecto para que aparezcan los incendios. Y, cómo no, así ha sido. No había llovido tanto en los meses de abril y mayo en O Salnés desde el año 2008.

Los dos ingredientes ideales para los incendios estaban servidos. Faltaba el tercero y, probablemente, el más importante: la sinrazón. Y este no suele fallar. En la madrugada del sábado al domingo efectivos del servicio de Protección Civil y Emergencias acudieron a apagar un conato que había surgido en Xiabre... a las seis de la mañana.

El daño ya está hecho porque solo hay que levantar la vista hacia Xiabre para ver el marrón reinar sobre el verde en los árboles que todavía quedan en pie. La ecuación de las inundaciones está servida porque tras un verano tan seco suele llegar un otoño húmedo y violento. La experiencia es un grado. Habrá que ver si a quien le corresponde ha tomado nota.