El colegio Sagrada Familia instala cámaras de vigilancia exterior para frenar las pintadas

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

La dirección explica que los aparatos han sido autorizados y respetan la Ley de Protección de Datos

23 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Un domingo de julio, hace casi tres años, el único conjunto monumental que goza de categoría nacional en Vilagarcía, el de Vista Alegre, amaneció afeado por toda una serie de pintadas de escaso gusto, por expresarlo de alguna forma. Al margen del contenido ofensivo de la mayoría de aquellos escritos, lo ocurrido acarreó un daño patrimonial cuya reparación exigió la redacción de un proyecto, su autorización por parte de la Xunta y una ejecución minuciosa y al detalle. Meses después, los grafitos volvían a ensuciar las paredes del colegio Sagrada Familia. Decididos a atajar este tipo de ocurrencias, los responsables del centro acaban de instalar dos cámaras de videovigilancia en el exterior de sus instalaciones.

La dirección del colegio explica que los aparatos cuentan con las autorizaciones pertinentes por parte del Concello y de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural. Y. sobre todo, que su colocación y funcionamiento respetan escrupulosamente la Ley de Protección de Datos. Las cámaras se encuentran fuera del recinto escolar. No se trata, por tanto, de registrar lo que sucede en su interior, sino de recoger en imágenes lo que suceda en el exterior del centro. Concretamente en la calle Vista Alegre, el lugar donde recurrentemente se ejecutan las pintadas. Las grabaciones no podrán ser utilizadas más allá de su objetivo y su acceso estará estrictamente restringido.

Que eliminar una gamberrada de este tipo en un lugar como Vista Alegre no es fácil lo demuestra el tiempo transcurrido entre aquellas pintadas iniciales y el comienzo de los trabajos para su erradicación. Mientras su autor estampaba la pintura en las paredes del colegio y las puertas del convento en julio del 2013, los restauradores no iniciaron su limpieza hasta mayo del año siguiente. El Concello se encargó de redactar el proyecto a través del Área de Rehabilitación Integral. Los técnicos analizaron el material y comprobaron que se había utilizado pintura plástica aplicada con aerosol, un preparado muy dañino para el granito por su grado de penetración y su capacidad de adherencia. Agua y alcohol fueron los productos fundamentales que se emplearon en su retirada, a mano, huyendo de métodos como el agua o la arena a presión, para evitar mayores desperfectos.

Los retrasos y las gestiones con las aseguradoras lo retrasaron todo, llevando a Ravella a firmar un convenio por el que las arcas municipales adelantaron los 2.300 euros que costó la reparación.

El centro solicitó el permiso del Concello y de la Dirección Xeral

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