Decenas de chavales juegan cada semana en un lugar imposible para los visitantes

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Tres equipos comparten un campo cuyos problemas parten de algo tan básico como la falta de señalización y de espacio para aparcar

20 dic 2015 . Actualizado a las 19:51 h.

La intención de los tres clubes que utilizan la infraestructura (Vilagarcía S. D., Arousa Fútbol 7 y Arousa) de elevar esta cuestión al Consello Consultivo de la Fundación de Servicios Deportivos Municipales trae de nuevo a primera página un problema enquistado des de hace largos años en el deporte base vilagarciano: el estado del campo de fútbol de Berdón. Llamado en su día a constituir la piedra angular sobre la que erigir el segundo complejo polideportivo de la capital arousana, el lugar adolece de importantes deficiencias. Sin darles solución, ya no solo pensar en esa nueva Fontecarmoa resulta una quimera. Es que su simple funcionamiento diario se está viendo comprometido.

El primer inconveniente provoca verdadero sufrimiento a los chavales de los equipos visitantes y a sus familias. No existe más señalización para llegar al campo que un cartel instalado en Trabanca-Badiña. Simplemente alcanzar el punto en el que se ha colocado el anuncio constituiría una verdadera proeza. Para colmo de males, el acceso principal es una pista estrecha que malamente soporta el paso simultáneo de dos vehículos en sentido contrario. No es infrecuente que en Berdón se celebren dos partidos de Fútbol-8 al mismo tiempo. Como el aparcamiento resulta claramente insuficiente, los automovilistas acaban estacionando a orillas de esta angosta vía, lo que lo complica todo mucho más. Si el azar quiere que un autocar trate de remontar A Torre para alcanzar el terreno de juego en esos momentos -ya ha sucedido- la escena será terrible y las maniobras, dignas de un verdadero héroe del volante.

Falta explorar algún convenio con la casa de A Golpilleira, propietaria del suelo que rodea el campo, para conseguir espacio de aparcamiento. Pero el entorno ofrece más obstáculos. La acumulación de basura es incesante -hace meses el Concello retiró diez señoras toneladas, que se dice pronto- y huelga decir lo que esto significa en cuanto a imagen e higiene. La maleza rodea tres de los cuatro muros. Alguno de sus tramos es tan bajo que al parecer ha permitido que los canes que vagan por Berdón salten sobre restos de talas para introducirse en las instalaciones. Dentro, la valla perimetral del lateral de la grada carece de sentido. Y se diría del todo conveniente, como piden los clubes, que se retranquee su paralela. «Tres do meu equipo xa chocaron con elas», asegura un chaval de 12 años que entrena cada semana. Tampoco estaría mal completar el cierre con redes para evitar que los balones acaben en el monte. Como se verá, aquí hay materia para trabajar a fondo.