Amy Syll, la agente 007 de la LF2

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

monica ferreiros

La pívot del cortegada acumula ocho doble-dobles en las once jornadas de Liga. «Sé que puedo jugar en la WNBA», dice la que va camino de ser la mejor jugadora formada en la cantera vilagarciana

16 dic 2015 . Actualizado a las 15:18 h.

Tiene sus días malos como todo el mundo (4 puntos, 3 rebotes y 0 de valoración en la derrota frente al Araski 76-46 en el único partido para olvidar del Cortegada este temporada), pero la normalidad en Ndeye Amy Syll es la excelencia en cada comparecencia liguera desde que el pasado verano abrió su segunda etapa en el club vilagarciano. Un retorno que dotó a la plantilla de Rubén Domínguez de su propia agente 00, desatada a la hora de tirar de su licencia para matar. Finalizando ocho de los once primeros partidos de la Liga Femenina 2 en curso con sendos dobles-dobles en los capítulos de anotación y rebote y rozando otros dos más. El del pasado sábado frente al ADBA, con 19 puntos y 18 capturas, sin duda el más completo, al sumar además 8 faltas recibidas para una valoración de 34. La más elevada de una jugadora prácticamente fija en el quinteto ideal de la semana de la LF2 -es quinta en el listado acumulado de MVPs del Grupo 1 con 20,5, fruto de 14,7 puntos y 12,8 rebotes de promedio por encuentro-.

Vieja conocida de la afición de Fontecarmoa, con dos años ya de currículo en Liga Femenina, Amy Syll (Dakar, 19/7/1993) es sin embargo todavía una joven promesa con muchas decenas de misiones por delante hasta poder pensar en alcanzar su objetivo principal en el gran tablero de operaciones del planeta baloncesto. «Juego a esto para pasarlo bien. Pero también para llegar lejos. Me encanta la WNBA, es mi sueño. Sé que puedo jugar allí», dice. Y en ello está, con sacrificio, humildad y entrega como munición en una mochila en la que es consciente le siguen faltando todavía muchas armas indispensables para salir airosa. Pero tiene bien claro cómo adquirirlas: «Tengo que trabajar duro y aprender muchísimo aún».

El amigo de uno de sus primos es, en última instancia, el responsable de haber dotado a la A.D. Cortegada de la que quizá llegue a ser su primera canterana en triunfar internacionalmente. «Nunca pensé en jugar al baloncesto. Pero un amigo de mi primo, jugador de baloncesto, al ver mi altura me insistió y me insistió hasta que me puse a entrenar con él con 12 años». El deporte de la canasta entró en la vida de Amy como un triple de Stephen Curry. Eyectado a la diana sin opción a blocarlo. En semanas la senegalesa entraba en una de las muchas academias de formación de Dakar. Y de ahí, al Cortegada con 16 años.

«Un agente que trabajaba con la academia me habló del club. No fue fácil ni para mí ni para mi madre. Nunca había salido de mi país. Pero yo quería llegar lejos en el baloncesto, y convencí a mi madre», recuerda Amy.

Amagando con tirar la toalla

El primer año «fue bastante duro. Llegar aquí sin tu familia, el idioma... Recuerdo mi primer partido con las júniores. No las entendía. Llegué a casa llorando pensando ?a lo mejor no confían en mí?». Poco a poco y tras varias tentaciones de recoger las maletas «entendí que era por el idioma. La primera semana llamaba a mi madre llorando», y entonces fue ella la que la convenció de que si quería algo en la vida, tendría que pelearlo. Una máxima que convirtió en su lema.

El apoyo de todo el club, destaca, resultó fundamental para que Amy acabase enraizando en el Cortegada. Eso, y el hecho de lo mucho que «aprendí»de la mano de Pepe Vázquez, su entrenador en sus dos años júnior y sus dos primeras temporadas en la LF2 con el Cortegada, y de Tito Díaz, con el que trabajó con el primer plantel en LF. «Aquí volví a aprender a jugar al baloncesto, porque en Senegal a las pívots solo las enseñan a jugar bajo aro», afirma.

En el recuerdo de Amy, su debut con el primer equipo en los minutos finales de la última fase de ascenso con premio del Cortegada en un abarrotado Fontecarmoa. Después, dos años asumiendo el papel de titular en la LF2 con la naturalidad de quien cree que «lo importante es tu capacidad y tus ganas, no la edad».

Un mal paso por Zamora y un clínic sobre defensa de Miguel Ángel Ortega en La Seu en LF la devolvieron a un Cortegada que ve de nuevo como trampolín. Con 5 kilos menos que en verano, pero 5 más de masa muscular que en su adiós a Vilagarcía, a donde regresó mejorando su juego de espaldas.

Ahora, superado el duro inicio, con el equipo al fin acoplado y el plus de veteranía aportado por Amra Dapo, Amy lo tiene claro: «Terminaremos jugando la fase».