Sede de Rías Baixas y también de bodas, recepciones y chupinazos

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VILAGARCÍA DE AROUSA

El consello regulador ocupa un edificio cedido por el Concello de Pontevedra, que se reserva parte de su uso

03 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El Pazo de Mugartegui es un emblemático edificio del centro histórico de Pontevedra que tiene su origen en el siglo XVIII, cuando José Manuel Valladares y Figueroa, heredero del mayorazgo y casa de Quintáns ordenó construir un palacete sobre las ruinas de una vieja casa. Las obras terminaron en 1771, y entonces la fachada trasera caía prácticamente sobre el río Lérez. En los trabajos de restauración llevados a cabo hace quince años se descubrió incluso un pequeño embarcadero en el sótano del inmueble. Del edificio destaca el impresionante escudo de armas que preside la fachada principal, que da a la plaza de A Pedreira, y está coronada por un singular reloj solar.

A lo largo del tiempo, el inmueble tuvo diversos usos y a mediados del siglo XX llegó a acoger una escuela a la que acudieron numerosos pontevedreses. Luego, el Pazo de Mugartegui cayó en el semiabandono, hasta que Europa llamó a su puerta.

En 1998 Pontevedra recibió una inyección de 6,7 millones de euros procedentes del Plan Urban para recuperar el centro histórico. El Concello aprovechó para adquirir el palacete a la familia Pérez Villamil y acometer un proyecto de restauración. La operación, incluida la obra, tuvo un coste de 1,3 millones de euros.

En aquel momento, el objetivo era dar un uso museístico al pazo. Concretamente, se elaboró un proyecto para acoger un museo etnográfico, pero aquello solo se plasmó en unas pesadas puertas de hierro que llevaban grabadas las palabras «museo etnográfico de Pontevedra».

La idea perdió una «t» por el camino y se quedó en enográfico cuando en el 2003 el Concello firmó un convenio para ceder el uso del edificio, ya perfectamente restaurado, al consello regulador de la denominación de origen Rías Baixas. El acuerdo lo suscribieron el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG) y la entonces presidenta del consello, Marisol Bueno.

Desde entonces Rías Baixas ha hecho de Mugartegui su particular bastión, estableciendo las oficinas centrales del consello regulador, espacios para catas, exposiciones y acogida de visitantes.

Pero en aquel convenio firmado por Lores y Bueno, el Concello se reservaba el uso de parte del pazo. Concretamente, del llamado «salón rojo», que está ubicado en la primera planta y da al pequeño balcón que hay bajo el escudo de armas de la fachada. El Concello lo usa para las bodas civiles que celebran los concejales de la corporación. Prácticamente todos los fines de semana hay eventos de este tipo en Mugartegui. Pero el salón rojo también es el lugar donde los niños pontevedreses se encuentran con los Reyes Magos cada 5 de enero, horas antes de que estos salgan en cabalgata por las calles de la ciudad. Y es el escenario elegido por el Concello para determinadas recepciones y actos oficiales. Sin ir más lejos, el triatleta Javier Gómez Noya, por ejemplo, lo ha pisado en al menos cinco ocasiones, una por cada campeonato del Mundo.

Y el balcón vive su momento de gloria cada mes de agosto pues es el lugar desde donde se lanza el chupinazo que abre las fiestas de A Peregrina.