Cambiar ciudad por naturaleza nunca fue una decisión tan fácil si el destino es la isla de Cortegada. Amanece en Carril, y no solo los marineros toman rumbo a la mar. Durante estas semanas a esta tradicional estampa se le une la partida en lanchas de jóvenes voluntarios al archipiélago. Una veintena de muchachos de diferentes provincias y nacionalidades que con motivo de la primera edición del campo de trabajo en esta zona, no lo pensaron dos veces a la hora de escoger sitio. El objetivo es desembarcar cada mañana en tierras arousanas para realizar labores de limpieza, tareas de eliminación de residuos en las playas y de algunas especies exóticas. El ambiente en el campo de trabajo sigue le filosofía de un campamento. Pero en esta caso va más allá, ya que es una experiencia que busca trabajar en equipo, convivir y aprender valores y actitudes. No obstante, el tiempo y las condiciones de la zona permiten combinar el trabajo con el tiempo de asueto.
De ahí que el kayak y el snorkel sean unas de las actividades favoritas. Para Paul, francés de 22 años, este es el quinto campo de trabajo en el que aporta al medio ambiente su granito de arena. En esta ocasión eligió el archipiélago arousano porque le gustaría trabajar en un parque natural y vio en Cortegada una oportunidad de estar en contacto con la naturaleza. Durante su estancia, los jóvenes se albergan en el pabellón número 3 en el centro de Vilagarcía, trasladándose a diario a golpe de pedales hasta el puerto carrilexo.
Para futuras ediciones ya se está barajando la idea de acondicionar alguna de las casas restauradas de la isla, actualmente dedicadas al uso de los vigilantes de la zona, comentaban ayer por la mañana Cecilia Vázquez, directora de Xuventude, y Monserrat Martínez, directora adjunta del parque Illas Atlántico en su visita al campamento.