La Guardia Civil investiga teléfonos de allegados del triple asesino de Valga para indagar si le ayudaron a comprar el revólver

J. R.

VALGA

adrián baúlde

Las diligencias tecnológicas fueron aprobadas por el juzgado instructor de Caldas

27 sep 2019 . Actualizado a las 11:20 h.

El triple crimen de Valga entró el lunes, coincidiendo con la primera semana de la matanza planeada y consumada por el autor confeso, José Luis Abet Lafuente, en una nueva fase policial tras alcanzar el objetivo principal: su ingreso en prisión provisional bajo a la acusación de asesinar a su exmujer, Sandra Boquete Jamardo (39 años); su exsuegra, María Elena Jamardo Figueroa (58); y su excuñada, Alba (27). La Guardia Civil y el Juzgado número 2 de Caldas, que instruye la causa, acordaron anteayer la apertura de diligencias tecnológicas para indagar en el entorno del triple asesino.

Dichas intenciones ya trascendieron la semana pasada, y ahora la Guardia Civil evidencia su propósito de tirar del mismo hilo mediante herramientas tecnológicas que permiten, por ejemplo, conocer datos de teléfonos móviles o de correos electrónicos. Incluso sus geolocalizaciones o el rastro que dejaron los teléfonos de algunos allegados de Abet que arrastrarían la etiqueta de sospechosos.

Las pesquisas pretenden establecer si Abet recibió ayuda para hacerse con el revólver utilizado hasta vaciar tres veces su cargador, para lo que fue necesario recargarlo en dos ocasiones. Y es que la Guardia Civil mantiene que el investigado no tenía capacidad, por sí solo, para hacerse con un arma en el mercado negro. El hecho que de Abet siga sin colaborar, en lo referido al origen de la pistola que disparó hasta 17 veces, no hace más que aumentar las sospechas sobre la presunta ayuda obtenida para realizar su locura.

La opción de Portugal sigue siendo una hipótesis plausible por ser la zona más próxima a Galicia con el mercado negro más grande. El problema es que una persona ajena a ese submundo necesita tiempo para ganarse la confianza del vendedor y hacerse con el pedido. Las ferias y mercadillos lusos son un punto de encuentro conocido y habitual. El comprador necesitará verse con el vendedor, o mediador, en varias ocasiones, por lo que necesitaría al menos tres semanas para tener el hierro en sus manos.