La Fiscalía acusa a Nené Barral de defraudar a Hacienda cinco millones con el contrabando de tabaco

Javier Romero, Serxio González VILAGARCÍA / LA VOZ

RIBADUMIA

VITOR MEJUTO

El ministerio público sostiene que la red cayó al cuarto intento, tras cambiar el trabajo con pesqueros por los alijos en contenedores

23 sep 2022 . Actualizado a las 18:53 h.

Veintiún años después de su detención, José Ramón Barral, conocido como Nené, está a punto de enfrentarse al juicio por la causa que precipitó su caída como alcalde de Ribadumia. Aunque el procedimiento se ha demorado ya más allá de cualquier expectativa sensata, Barral y su gente tendrán que esperar todavía algún tiempo para sentarse en el banquillo, puesto que la sesión, prevista para el martes en la Audiencia Provincial de Pontevedra, ha sido aplazada por los problemas de salud que arrastra uno de los acusados. El fiscal le imputa tres delitos de asociación ilícita, cohecho y el cargo que alimenta su leyenda de pionero del negocio en Galicia desde los años 70, por mucho que jamás haya sido condenado por ello: contrabando de tabaco. Si el tribunal asume las tesis de la Fiscalía, al antiguo regidor del PP arousano le caerán diez años de prisión y una multa superior a los quince millones de euros.

En su condición de delito fiscal, el contrabando es cuestión de dinero. El escrito de acusación que corona este interminable proceso hace un cálculo, por ejemplo, de la cifra que la Agencia Tributaria habría dejado de percibir en concepto de impuestos por cuatro operaciones de introducción de tabaco extracomunitario que el ministerio público atribuye a Nené Barral y a su gente, de las que, obviamente, Hacienda no vio un duro: 4.974.342,83 euros.

Estos cinco millones equivalen a la cantidad que el fisco habría ingresado si el tabaco se hubiese vendido de forma legal en España. Para llegar a esta conclusión, la Fiscalía engarza una argumentación que parece extraída del guion de una intriga al máximo nivel, merecedor de un óscar. En él hay un poco de todo. Relaciones familiares como la que une a Nené con su hermano, antiguo presidente del PP de Ribadumia, también procesado. Gente del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) y de la Guardia Civil en nómina para estar al tanto de los movimientos de los cuerpos de seguridad del Estado. Conexiones internacionales que permiten dibujar un grupo conformado por ciudadanos de Portugal, Holanda, Croacia, Suiza, Norteamérica, el Reino Unido y Polonia. Amenazas, ruegos y entregas de dinero. Compra y venta de embarcaciones. Llamadas de teléfono cruzadas entre la alcaldía del pequeño municipio arousano que Barral gobernaba y la sede del SVA en A Coruña. Y, el meollo de todo este asunto, tres operaciones en las que la red logra escabullirse para acabar mordiendo el polvo en la cuarta.

Lo que la Fiscalía sostiene es que Barral disponía de un equipo estable, que incluía a los topos en la Guardia Civil y el SVA, sus lugartenientes de máxima confianza y marinos avezados, excelentes contactos, mucho oficio y una forma de operar definida: el buen hacer clásico consistente en algún pesquero de su propiedad que se movía entre el Mediterráneo, los Países Bajos y la costa africana, preparado para recibir el tabaco en alta mar.

El escrito de acusación recoge una operación en 1997 con 1.175 cajetillas de Winston; el intento de transbordo en 1999 de 2.881 cajas, también de Winston, que las filtraciones de sus topos detienen cuando los dos barcos tenían ya al SVA encima; y otro alijo frenado por la misma vía en el 2000. A partir de ahí, la red apuesta por nuevas gentes y nuevas formas para un cuarto intento. La innovación se les atraganta. En mayo del 2001, afloran en el puerto de Vigo cuatro contenedores de madera procedentes de los Emiratos Árabes con 431.948 paquetes de Magnum Especial. Nené siempre lo ha negado todo.

 La Audiencia Nacional pide una prórroga para otra causa que procede de Lugo

Aunque sin duda es la más antigua, la causa que detonó en el 2001 no es la única que la Justicia mantiene abierta contra Nené Barral. Ya en el 2016, el exalcalde de Ribadumia alcanzó un acuerdo con la Fiscalía de Pontevedra que le permitió regatear una condena a ocho años de prisión por dos delitos de tipo fiscal.

En su día, Pilar de Lara, al frente del Juzgado de Instrucción número 1 de Lugo, incoó otro procedimiento que vinculaba a Barral con un entramado de contrabando de tabaco cuya valoración económica se iba a los 72 millones de euros y navegaba entre paraísos fiscales. Cuando la jueza fue apartada de la sala, su sucesor se topó con un proceso absolutamente desmesurado, que había cubierto ya ochenta tomos y permaneció bajo secreto de sumario durante años. Merece la pena recordar que el de la operación Mito, que devolvió a Sito Miñanco a prisión en febrero del 2018, anda por los treinta.

Aquella investigación, que desarrollaron el Servicio de Vigilancia Aduanera y el Cuerpo Nacional de Policía, se detenía también en un histórico contrabandista asturiano, José Casanova, quien acabó encauzando sus intereses hacia el movimiento de cocaína y heroína. Finalmente, la macrocausa se desgajó en dos. El Tribunal Supremo acaba de decretar que la instrucción de la rama que tiene que ver con Casanova se traslade a Oviedo. La que incrimina a Barral está en manos de la Audiencia Nacional, que ha solicitado que el procedimiento se considere complejo, de forma que se le conceda una prórroga para su conclusión.

Está por ver cómo acaba todo, porque Nené Barral, a día de hoy nunca ha sido condenado por el delito con el que se lo lleva relacionando cuarenta años.