David Castro, alcalde de Ribadumia: «O ano que vén faremos unha festaza»

Bea Costa
Bea Costa RIBADUMIA

RIBADUMIA

El Concello optó por rescatar el concurso del vino, que se suspendió en 2020

06 jun 2021 . Actualizado a las 20:23 h.

Más allá de los conciertos, las verbenas y demás oferta lúdico-festiva, la principal seña de identidad del Tinto do Salnés es estrenar el verano tomándose unos vinos en Barrantes. Este año, como el anterior, no pudo ser debido a la pandemia, lo cual, además de una oportunidad perdida para reunirse con los amigos, supone un varapalo económico para algunos viticultores. La Festa do viño tinto do Salnés e Exaltación das variedades autóctonas permite dar salida a muchos barriles, aunque, lejos de lo que cabría suponer ante el cierre obligado de furanchos y tabernas, no ha quedado mucho vino en las bodegas. Cosecheros consultados por esta redacción afirman que, en contra de sus previsiones más pesimistas, la cosecha del 2019 y 2020 ha tenido mercado, y el que no se ha vendido se ha consumido en casa. Quizá la buena calidad del vino resultante de la última cosecha contribuyó a ello y, también, a subir el nivel del concurso, que el Concello decidió recuperar este año «para que non quede no esquecemento», apunta el alcalde, David Castro.

Esperemos que en 2022 el tinto vuelva a manchar las tazas, lo cual sería un signo de la vuelta a la normalidad, apunta el regidor. Desde luego, en el Concello lo van a apostar todo a la próxima edición, la 49. «O ano que vén faremos unha festaza», apunta el regidor. Y en el 2023, a propósito del 50 aniversario, el Concello organizará una fiesta por todo lo alto. Lo inmediato pasa por la carpa instalada en la Carballeira de Barrantes, donde hoy se darán a conocer los premios a los mejores vinos y no faltará la música, el teatro y el humor.

Pendientes de la regularización de la variedad folla redonda

Quizás, para entonces, para la 50 edición del 2023, haya alguna novedad respecto a la regularización de la variedad la folla redonda, nombre con el que se conoce a la uva con la que se elabora el tinto Barrantes. La Consellería do Medio Rural puso en marcha el proceso en 2019, a petición del Concello de Ribadumia, y ya entonces se anunciaba que sería un trámite largo, de cuatro años por lo menos. El Gobierno central rechaza la vinificación de variedades híbridas, como es el caso, y en Ribadumia quieren cambiar esta normativa para que el tinto constituya una fuente de riqueza en la comarca, y fuera de ella. En Portas y Barro también hay muchos viticultores pendientes de Madrid.

El tinto de Barrantes lleva toda la vida en la mesa, pero sigue sin poder comercializarse como cualquier otra variedad de uva. Lo impide la Ley de la Viña y el Vino del 2003, que indica que en España solo se podrán etiquetar y comercializar los vinos procedentes de variedades de uva de la especie europea Vitis Vinífera pura, y los tintos de Barrantes no cumplen con esta condición. El reconocimiento de la variedad folla redonda supondría un revulsivo para su cultivo, que ahora está restringido al ámbito doméstico y para el que no está garantizado el relevo generacional.

Hace tiempo que muchos viticultores arrancaron las cepas que heredaron de sus padres para plantar albariño, que es mucho más rentable. Con todo, la uva que más mancha todavía resiste en las tierras de O Salnés, donde se calcula que hay unos 800 cosecheros. La gran pregunta es, ¿hasta cuando? Manuel Abuín, Piris, que lleva medio siglo haciendo vino en casa es optimista. «Espero que co tempo se regule o tema e se poida vender nos bares e se volva plantar», señala. Entre tanto, son los veteranos como él quienes sostienen un sector por el que Ribadumia sigue apostando.