Los padrinos de los ríos contra la basura y las especies invasoras

R.Estévez, R. García RIBADUMIA / LA VOZ

RIBADUMIA

Mónica Irago

En O Salnés se limpió el Umia, cuyos márgenes están en un estado razonable; nada que ver con la situación del Liñares en A Estrada: los voluntarios se toparon con un vertedero

30 sep 2019 . Actualizado a las 22:00 h.

Arrastrándose sobre el suelo húmero, Uriel se deslizó bajo una de las pasarelas que desembocan bajo el puente nuevo de Pontearnelas. Allí, su radar de niño de siete años había detectado un amasijo de plástico a por el que no dudó en ir. Uriel es, sin saberlo, uno de los padrinos del río Umia: un grupo liderado por el Colectivo Ecoloxista do Salnés que, desde hace más de diez años, vigila la salud de este cauce mediante el estudio y la limpieza periódica del tramo entre el puente dos Padriños y el puente nuevo. Este domingo, estos ángeles guardianes desafiaron a la lluvia menuda y apostaron por mojarse por su río. Repartidos en dos grupos recorrieron las dos orillas del Umia recogiendo toda cuanta basura encontraban en su camino. Uriel, igual que el resto del equipo, trabajó con ganas y eficacia. Pero lo cierto es que, tal y como había avisado Marta Lois, la presidenta del CES, antes de comenzar la expedición, «cada ano recollemos menos lixo. Parece que niso algo temos avanzado».

Efectivamente, en las orillas de este tramo del Umia había menos basura de la que se podría esperar, dado que hablamos de una de esas rutas que se llena de caminantes a la menor ocasión. En la zona de Vilanova, eso sí, las papeleras estaban llenas y su contenido amenazaba con rebosar. Pese a que no eran muchos los residuos hallados, había algunos que llamaban la atención: una valla de obra, los restos de unos gatos que algún desalmado había metido en un saco, un filtro de aceite, restos de una limpieza de un coche...

Pero, con todo, ese no es el mayor problema que tiene el Umia en este tramo. Las dos sendas peatonales que discurren junto al río, pese a ser un puente para reconectar a la gente con la naturaleza, están afectando a la zona de ribera. «Pódense facer estes paseos, pero pódense facer de forma que non danen o río. Por exemplo, igual bastaría cunha senda por unha das beiras. Ou igual se podería ter feito uns metros máis para dentro». Y es que la vegetación de ribera es fundamental para tener un río sano.

Hay otros enemigos difíciles de batir. Es el caso de las especies invasoras que proliferan en el Umia. El cangrejo y el visón americanos se han adueñado por completo de este río. Y también hay un buen puñado de plantas que no deberían estar en este entorno. El bambú forma pequeñas bolsas verdes sobre las que se enreda el lúpulo. El galán de noche, la hierba de la pampa o las calas son especies a las que nos hemos acostumbrado, aunque tal vez no deberíamos. Esas son las más evidentes, las más fáciles de ver: en el río proliferan, cada vez más, plantas de acuario como la egeria.

Además de en el Umia, hubo limpiezas en muchos otros ríos gallegos. En Pontevedra, la cita coordinada por Vai polo Río y Juan XXIII se desarrolló en el Gafos. En Catoira, la asociación ecologista local y el ANPA del colegio se dieron cita en Fontegaiteira. Y en A Estrada, Val do Liñares reunió a casi cuarenta voluntarios para limpiar dos puntos de la cuenca del río. En Cereixo retiraron del entorno fluvial desde asientos de coche hasta carritos de bebé, además de plásticos y latas. En O Carballal dieron con un auténtico vertedero ilegal: bolsas de basura, sacos de residuos, cajas de botellas, un váter, ruedas, zapatos viejos o piezas mecánicas fueron sacadas con esfuerzo en una zona de pendiente. Al fondo, en el regato, tuvieron que dejar una lavadora y muchos otros residuos de eliminación inabarcable en una jornada de voluntariado. En total, libraron al río de tonelada y media de residuos. Como punto positivo, la presidenta del colectivo Val do Liñares, Chus Goldar, destaca la participación creciente de voluntarios y la implicación de las nuevas generaciones, un rayo de esperanza.