La Diputación y Ribadumia legalizan la última de las Pousadas do Salnés

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso RIBADUMIA / LA VOZ

RIBADUMIA

MARTINA MISER

La Administración municipal concedió ya la licencia de apertura al hotel

23 mar 2019 . Actualizado a las 12:39 h.

Fue el 3 de octubre del 2013 cuando, según la documentación que ayer aportó el Concello de Ribadumia, terminaron las obras de construcción de la Pousada. Seis años han tenido que pasar desde entonces para que este edificio, en el que se invirtieron más de cinco millones de euros, tuviera toda la documentación en regla y pudiera abrir sus puertas. El trámite se completó hace escasas semanas, cuando el Concello de Ribadumia concedió la licencia de apertura. «Agora xa lle corresponden á Deputación todos os trámites para que abra as portas», aseguró ayer el alcalde de Ribadumia, David Castro. El regidor dio una detallada explicación de todos los trabajos que su equipo de gobierno llevó a cabo en los últimos años para poner a funcionar este hotel, con un mensaje claro: «Nós traballamos para sacar este tema adiante», aseguró.

Castro Mougán recordó que el proyecto de la Pousada se inició en el 2009, cuando la junta de gobierno local firmó un convenio con la Diputación y el Arzobispado para conseguir los terrenos. En julio del año siguiente, la entidad provincial pidió licencia de obras para construir una Pousada, valorada en más de dos millones de euros, y un centro deportivo y de ocio, que costaría 1,5 millones. «A inversión final superou os cinco millóns de euros», argumentó el regidor. Los trabajos de construcción terminaron en el 2013, según las certificaciones de obras presentadas ayer. Sin embargo, «hasta o 14 de maio do 2014 nin o anterior goberno local nin a anterior Deputación fixeron nada por obter a licenza de apertura», argumentó Castro. El único trámite que se cumplió en todo ese tiempo «foi adxudicar a Hotusa as Pousadas». No fue hasta mayo del 2015 que se tramitó ese permiso. Y entonces, a pesar de que «o concello celebrou dúas xuntas de goberno nas que concedeu outras licencias de apertura, non tramitaron a da Pousada», insiste el alcalde de Ribadumia.

Se produjo entonces el cambio de gobierno, en el Concello de Ribadumia y en la Diputación. Y el nuevo equipo de gobierno se encontró «cunha situación caótica, non era só dar licenza de primeira ocupación», relata el regidor. Es entonces cuando el Concello le requiere a la Diputación que envíe toda la documentación necesaria para poder legalizar el inmueble. «O proxecto non se correspondía coas obras e a documentación presentada non estaba en regra», explica Castro. Corría el catorce de octubre del año 2015 cuando se le requirió, por primera vez a la Diputación, que hiciera un proyecto de legalización, para recoger todo lo que se había construido a mayores. En medio de este proceso llegó también una carta del Arzobispado, diciendo que se estaba obrando en sus terrenos. Finalmente, en noviembre del año pasado, la entidad provincial presentó el proyecto de legalización y se comprometió a ejecutar las obras que faltan en dos de los viales, trabajos que ya fueron licitados. Cumplidos todos los trámites, el Concello concedió el pasado 4 de febrero la licencia de primera ocupación a la Pousada. «Ribadumia dou todos os pasos axeitados, e con moito traballo, para que isto saíse adiante», argumentó Castro, quien recordó que la pelota está ahora en manos de la Diputación. El Concello ha cumplido ya su parte y poner a funcionar la Pousada legalizada no le corresponde.

Castro :«É incomprensible que un Concello puidese facer tan mal as cousas»

El actual alcalde de Ribadumia se mostró muy crítico con el anterior presidente de la Deputación, Rafael Louzán, y con la anterior alcaldesa, Salomé Peña. Y es que, en su opinión, «é incomprensible que a administración poida facer tan mal as cousas como se fixeron nesta obra». Sus palabras fueron ratificadas por el técnico municipal, Jesús Diéguez, quien aseguró que cuando llegó al Concello lo único que encontraron «fue un papel solicitando la licencia de primera ocupación. Pero había que legalizar las obras y por eso lo primeros que pedimos fue un expediente de legalización», argumentó.

Diéguez sostiene que lo construido en Ribadumia no se corresponde con el proyecto original. De hecho, la Pousada originariamente tenía bajo y una planta e iba separada del pabellón deportivo, que también tenía una sola altura. Al final, se optó por unificar ambos espacios y por darles dos alturas más de lo que se había previsto inicialmente. «Cada vez que pedíamos un expediente de legalización, la Diputación nos enviaba cuatro planos sueltos que ni se correspondían con la realidad», sostiene. Explicó, además, que se ocuparon terrenos de la Iglesia y que no se ejecutaron las obras de urbanización previstas. Todos esos trabajos son los que ahora acometerá la Diputación de Pontevedra, que acaba de licitarlos. Rematará la urbanización de los viales uno y cuatro de este entorno y construirá un muro para separar la zona que es de la Iglesia. También habilitará un nuevo aparcamiento para el hotel, pues el que había en el proyecto original fue eliminado.